Columnistas

La formación jurídica en el norte de Chile

Fecha: 22 junio, 2015

La formación jurídica en el norte de Chile

Cristian Aedo Barrena

Decano

Facultad de Ciencias Jurídicas UCN

Cada joven abogado aprende pronto que ser abogado no depende de un cartón, porque una profesión se construye con humildad y, sobre todo, con humanidad.

En la historia del Derecho siempre ha estado presente la dicotomía entre la formación de abogados o juristas. En Roma se distinguía entre el jurista y el orador: El primero atendía consultas y evacuaba dictámenes, aconsejando al cliente en la decisión o resolución del problema jurídico; el orador, en cambio, acompañaba y asesoraba al cliente en la batalla forense ante el tribunal. Tal como muchos abogados actuales del foro, el más destacado orador, Marco Tulio Cicerón, consideraba la ciencia de los juristas inferior a la retórica. A su turno, los jurisconsultos entendían que las cuestiones “prácticas y de prueba” no les correspondían. Desde entonces, la dicotomía entre los aspectos teóricos y prácticos en el Derecho se ha mantenido. Desde esta perspectiva, su enseñanza se centraba en los aspectos teóricos, mientras que el ejercicio profesional permitía la adquisición de las destrezas prácticas.

En cuanto al acceso a la universidad, existen evidentes problemas de desigualdad y desequilibrios que provienen de la segregación por sectores sociales en la enseñanza básica y media. Y la evolución de la matrícula total del país es dramática: de 110.133 alumnos en 1983 se pasó a 643.967 en 2013, es decir, se ha incrementado en cerca del 600%. La oferta se ha ampliado desde todos los puntos de vista (mayores instituciones, crecimiento de la población, una incipiente descentralización cultural, etc.), pero algo muy distinto es la calidad de los servicios ofrecidos. Es evidente que las demandas estudiantiles apuntaron al fondo de un problema: más allá de las dificultades de financiamiento para las familias, de la gratuidad de las prestaciones o del reforzamiento de un sistema público o estatal, el verdadero problema son los estándares con los que se prestan los servicios de educación, lo que no se ha enfrentado adecuadamente.

Debido a que la realidad que nos rige hace necesario educarse para toda la vida, Tedesco reclama el replanteamiento del rol de las Universidades, garantizando el acceso permanente a la formación profesional, lo que permita la reconversión acorde con los requerimientos que demande la sociedad; así como considere el impacto que las tecnologías (incluyendo la difusión de la información) tiene sobre las metodologías.

Es fundamental la construcción de estudios jurídicos de alto nivel en el Norte de Chile. Nuestra Facultad ha luchado por conservar ese espíritu y dependerá de los exalumnos mantener ese empuje de creer que en la zona hay un lugar para que las Ciencias Jurídicas puedan desarrollarse con calidad. Así, muchas personas serán beneficiadas, porque, después de todo, ¿qué es el Derecho sino el arte, el mejor arte, el más bello arte, de componer las relaciones entre los hombres? Cada joven abogado aprende pronto que ser abogado no depende de un cartón, porque una profesión se construye con humildad y, sobre todo, con humanidad. Y para eso nuestros egresados necesitarán estudiar, prepararse siempre. Como dice Confucio: “Pensar sin aprender nos hace caprichosos y aprender sin pensar es un desastre”.

Esta es exactamente la manera correcta de ejercer la profesión. Pero debemos esforzarnos, además, para que nuestros alumnos entiendan que el título no les dará una cualidad personal que otros no tienen: la idea de que son cultos, incluso en comparación con sus colegas, porque eso les otorgará un poder que a veces es difícil de manejar. Quiero terminar estas líneas la invitación que Chéjov hace a su hermano Turgenev: “Y así sucesivamente. Así es como son las personas cultas. Para ser culto y no quedar atrás, no es suficiente con haber leído los papeles del club Pickwick o haber memorizado el monólogo de Fausto (…) 
Lo que necesitas es trabajar constantemente día y noche, leer constantemente, estudiar, voluntad (…) cada hora es preciosa para ti. Ven con nosotros Turgenev.
 Tienes que deshacerte de tu vanidad, ya no eres un niño… pronto tendrás treinta.
¡Es tiempo!
Te espero… Todos te esperamos”.

Un comentario

Domingo Bordones Díaz

martes 28 de julio 2015 6:08 pm

excelente ojala todos tengan la misma idea Cristian.
Ire a tu charla de Resp. Civil el viernes

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