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Contaminación lumínica: ¿el fin de la capital mundial de la astronomía?

Fecha: 6 abril, 2019

Contaminación lumínica: ¿el fin de la capital mundial de la astronomía?

Iniciativas peligran frente a la pérdida de la oscuridad de los cielos.

En 2025 Chile concentrará más del 70% de la capacidad astronómica mundial, una proyección que podría alterarse radicalmente por las crecientes intensidades de contaminación lumínica en el norte de Chile, poniendo en riesgo la inversión extranjera, los proyectos internacionales de investigación que llegarían al país y el reconocimiento como “capital mundial de la astronomía”.

Mega proyectos como el Telescopio Extremadamente Grande (ELT) de la ESO, el Telescopio Gigante de Magallanes (GMT) y el Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos (LSST) incrementarán la capacidad astronómica en territorio chileno hasta llegar al 70%. Estas iniciativas peligran frente a la pérdida de la oscuridad de los cielos, producto de la mala iluminación artificial, las que presentan sobre-iluminación, deslumbramiento y escasa uniformidad.

Además, considerando el crecimiento poblacional de la región de Antofagasta del 36,6% en 20 años, y una mayor actividad industrial, la expansión urbana ha estado acompañada de una iluminación de mala calidad. Esto, sumado a una probable deficiencia en la fiscalización por parte de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), entidad responsable de hacer cumplir lo estipulado por el Decreto Supremo N°43 del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), que establece los límites de emisión para regular la contaminación lumínica.

IMPACTO
“Si continúa esta tendencia de deterioro de la calidad de los cielos nocturnos por el impacto de la contaminación lumínica, perderemos la privilegiada posición que ostenta Chile a nivel de la astronomía mundial”, enfatiza Pedro Sanhueza, director de la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC), quien agrega que el crecimiento del deterioro de los cielos nocturnos en la zona supera la tendencia mundial anual del 2%.

PROYECCIÓN
Los expertos explican que este escenario puede tener un desenlace positivo si se toman las medidas necesarias. Una de las principales soluciones es la instalación de iluminación inteligente o de calidad, tecnologías de luz que otorgan una mejor cobertura, mayor seguridad y menos gasto energético, además de reducir los efectos adversos en la salud sin necesidad de “sobre-iluminar”.

El actual tipo de iluminación artificial blanco frío o luz azul presente en la vía pública, en los recintos deportivos, en la industria e incluso en los hogares, junto a las altas intensidades, alteran el ciclo circadiano humano -o reloj biológico- y perjudican a ecosistemas y animales que necesitan los ciclos de luz solar y cielo nocturno.

Durante enero, una fiscalización realizada por investigadores y estudiantes del Instituto de Astronomía de la Universidad Católica del Norte (UCN) junto a expertos de la OPCC, evidenció intensidades luminosas 500% mayores a las establecidas por la normativa de alumbrado exterior, junto a una alta presencia de luz azul en la luminaria pública.

Además de una tecnología inteligente, en la que se debe privilegiar las fuentes cálidas, existen soluciones como los filtros de tonalidad ámbar. Esto, sumado a la correcta disposición y orientación de la luminaria pública, optimizarán la iluminación de la ciudad, otorgando mayor eficiencia energética, sin afectar a la población y la investigación astronómica.

Por ello, los expertos explican que “no se trata de no iluminar, sino que iluminar mejor”.

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