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Alberto Barlocci: “No hay país que no se haya beneficiado de los migrantes”

Fecha: 24 julio, 2019

Alberto Barlocci: “No hay país que no se haya beneficiado de los migrantes”

Mucho se ha escrito y hablado sobre la migración, que es y seguirá siendo el gran fenómeno global del siglo XXI. Millones de personas van y vienen por todo el mundo, y en particular en Sudamérica, en movimientos que no se detendrán en el corto plazo. Políticos, activistas, académicos, la esgrimen en sus reflexiones y atizan miedos e inquietudes. ¿Cómo formarse un criterio? Le preguntamos al académico UCN y profesor del Módulo “Ética y Sociedad” del Magister en Políticas Públicas y Gobernanza Territorial, Alberto Barlocci, sobre este tema. ¿Cuál es su mirada sobre el proceso migratorio en el mundo? Alberto Barlocci: “Estamos viviendo situaciones que están provocando la salida masiva de personas en todo el mundo, que migran o huyen de su país. Pensemos en el caso de Afganistán, Iraq, Siria, donde los conflictos han provocado un éxodo de más de 12 millones de personas. Está además el caso puntual de Libia, Mali, Nigeria y de Venezuela, países con un gran éxito de migrantes. Solo del país sudamericano han salido 4 millones de personas. Por otro lado, los desequilibrios económicos en los países africanos tanto del norte como de la región subsahariana, no han cesado y con desesperación intentan ingresar en el primer mundo, en este caso Europa. “Es decir, estamos hablando de un fenómeno mundial, en el orden de cientos de millones de personas, de las cuales según, datos ACNUR-ONU, unos 65 millones son refugiados (internos como externos). “Considero que ningún país está preparado para absorber como si nada cientos de miles de personas, sin que ello suponga un contragolpe. Eso implica un reajuste en un nuevo contexto que puede llevar tiempo y hacer crisis. ¿Podrá esto concluir en un proceso idílico de inclusión e inserción en una nueva tierra? La realidad dice que, en la gran parte de los casos, eso lleva tiempo. Vengo de un país de migrantes donde las canciones de los napolitanos emigrados todavía hoy nos conmueven. “Cuántas lágrimas nos cuesta la América a nosotros los napolitanos. Para nosotros que lloramos el cielo de Nápoles, ¡qué amargo es este pan!”, son los versos de una conocida canción de mi tierra natal. “El problema tiene diferentes causas. Una son los conflictos. Y por el espacio no considero necesario abordar el tema. Doy por descontando que la paz es siempre una mejor alternativa a cualquier guerra. “Otras causas pueden ser circunstanciales, como las carestías que afligen regiones del planeta y que generan éxodos masivos. Claramente, en estos casos existe una emergencia y ante la emergencia lo que debe primar es la solidaridad, es decir, la capacidad de reconocer que lo que le pasa hoy al otro me puede pasar mí mañana. Nosotros en Chile no vivimos carestías, de no ser algún problema de sequía, pero que estamos en condiciones de afrontar, con más o menos esfuerzos, pero podemos afrontarlo. Pero, ¿qué ocurriría si un sismo de dimensiones catastróficas, apocalípticas, seguido de tsunamis que barrieran nuestras ciudades costeras, determinara la huida del país de millones de chilenos? ¿Alguien puede dudar que Perú, Bolivia y Argentina serían nuestros destinos inmediatos en busca de mínimas condiciones de vida? ¿Qué pediríamos en ese caso a los países receptores? Creo que si hacemos este ejercicio, nos será posible entender las condiciones que viven millones de personas. “Por tanto, no es un tema en el que podemos intervenir solo con medidas específicas, por necesarias que sean. Y esto nos lleva al tema de las causas económicas que impulsan a migrar. Y se debe constatar que hay factores estructurales que insisten en determinar situaciones de desigualdad inaceptables.. Si pensamos que, pese al discurso teórico sobre el libre mercado, los países de Occidente subsidian sus productos en el orden de los 300 mil millones de dólares anuales (casi mil millones diarios), será muy difícil llegar a un comercio mundial más justo y más equitativo sin modificar estos mecanismos. A lo largo de los años, eso ha hecho acumular una deuda hacia los países pobres (que es también ecológica), que debería inspirar a una mayor cooperación internacional. Es decir, a un vínculo de reciprocidad que permita favorecer el desarrollo de los países más pobres. Lo cual sólo puede redundar en un mayor comercio a futuro con beneficios para todos. “En definitiva, Occidente debe aprender a ganar un poco menos hoy, por el valor de la solidaridad, en vista de seguir ganando todos a futuro con un mayor comercio global. Me parece difícil no afrontar este tema hablando de migraciones. Sería como dotarnos de cientos de hospitales contra enfermedades infecciosas, sin tener la precaución de dotarnos previamente de agua potable”. Chile, país de migrantes ¿Cómo ve el proceso migratorio en Chile y, en particular, en la Región de Coquimbo? Alberto Barlocci: “Chile es un país de migrantes. Apenas el 9% de sus habitantes se reconoce de origen indígena, por lo que todo el resto no somos de aquí. Me parece que, sin reconocer este dato, es difícil abordar el tema. Tengo la sensación de que es un proceso que nos hace bien. Aporta sangre nueva, cultura nueva, visiones nuevas, nuevas sensibilidades. No hay país que no se haya beneficiado de los migrantes. “Sin embargo, para que este proceso avance y sea productor de efectos positivos, no se debe perder el espíritu de apertura y de solidaridad del que se alimenta. No podemos hacer todo porque nos conviene o porque lo fija la ley; también necesitamos de generosidad, de solidaridad, de gratuidad, de altruismo… valores sin los cuales morimos culturalmente, asfixiados por el individualismo y el utilitarismo. Con esos valores, podemos hacer nacer nuevas ideas productivas capaces de absorber a los nuevos llegados y generar el necesario trabajo. Sin esos valores, recaemos en los prejuicios, la xenofobia, el egoísmo y la miopía cultural. “Lo afirmo, porque he oído hablar de la defensa de la “pureza” de la raza chilena. Como si hubiera razas y como si alguien pudiera definir cuál sería la chilena. Son riesgos que hay que tener presente. Pero aquí me parece que la emigración nos da la oportunidad de considerar si somos lo suficientemente solidarios. Porque es lógico pensar que antes de hacerlo con extraños, hay que preocuparse por los chilenos nativos. En realidad, las dos cosas no se contradicen: se puede hacer la una y la otra. El tema es ser solidarios en serio. Me pregunto entonces si nuestro orden social y económico favorece eso. La desigualdad que se ve en el país, que es seria, dice que tendencialmente esa solidaridad no se transforma en un orden económico que permita a todos alcanzar igualdad de oportunidades. “Basta ver la concentración de la riqueza (el 20% más rico dispone del 72% del total, y el 20% más pobre tiene riqueza 0 o negativa, es decir, deudas), y la escala salarial: más de la mitad de los que reciben un sueldo en el país ganan hasta 350.000 pesos por mes. Lo que nos dicen estos datos, que son apenas algunos, es que tenemos una fuerte atomización de la sociedad, en la que prevalece la dimensión de los consumidores por sobre la de los ciudadanos. Carecemos de bienes comunes, por lo que veo que el proceso migratorio, al ingresar en este contexto, lo que puede provocar es una nueva desigualdad con personas que tendrán menos oportunidades. Nadie recibe a migrantes como huéspedes momentáneos. Es decir, tenemos que pensar en ellos como chilenos y como personas integradas, tal como lo indica nuestra constitución. Eso es imposible que no abarque un mayor papel del Estado para hacerse presente entre estos nuevos ciudadanos. Es pues la dimensión del “nosotros”. Al mismo tiempo, se necesita mucha responsabilidad social de emprendedores que puedan con su creatividad generar oportunidades de desarrollo a través del trabajo, que es el gran motor de la integración social. Por tanto no solo el Estado, sino también los privados son los convocados para darle a este proceso un rumbo que pueda ser exitoso”. ¿Como evalúa las actuales políticas públicas en las dimensiones social, cultural y económica respecto a la protección de derechos de las personas migrantes en nuestra Región? Alberto Barlocci: “Creo que estamos en los comienzos. Apenas estamos reaccionando ante el fenómeno. Esa protección de derechos será real en el momento en que entendamos que todos somos responsables de ello y no solo las políticas públicas.

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