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Escolares y educación a distancia: ventajas y desafíos

Fecha: 6 abril, 2020

Escolares y educación a distancia: ventajas y desafíos

Durante las últimas semanas, el saludo diario entre escolares y profesores ha sido reemplazado por la pantalla de un computador y guías impresas, en un escenario de incertidumbre y grandes cambios, que plantea desafíos a educandos y educadores, y también a las familias.

Conversamos con Vanessa Rivas, profesora de Castellano y Comunicación y Magíster  en Ciencias de la Educación con mención en Orientación, Relaciones Humanas y Familia, quien se desempeña como Orientadora Vocacional del Departamento de Comunicaciones y Admisión de la UCN, quien analiza las ventajas y desventajas de la educación online y nos estrega una serie de recomendaciones. Además, le consultamos a especialistas, docentes y al director de un colegio, cómo ha sido este proceso.

Educación en el aula y educación virtual
La educación recibida en el aula, señala Vanessa Rivas, permite una educación para todos los estudiantes con retroalimentación inmediata y fomento a las actividades que desarrollan habilidades blandas, es decir aprender de otros y con otros.

Respecto a la educación virtual, sostiene que “permite adaptarse a la nueva generación de estudiantes nativos digitales, propicia un trabajo más autónomo, más flexible y que se adapta más al período de concentración que plantea la neurociencia, que son máximo 20 minutos”.

Sin embargo, agrega, es una educación que no llega a todos los estudiantes, “algunos viven en zonas rurales, con abuelitos que muchas veces son analfabetos digitales y no pueden colaborar con su aprendizaje, o no tienen las condiciones mínimas o tienen un alto índice de vulnerabilidad. Por otro lado, la alfabetización digital es un proceso paulatino, ya que es necesario entender que la tecnología puede tener también una función pedagógica”, afirma.

Esfuerzo y compromiso con los alumnos
Ana Carvajal Cerda es Educadora Diferencial en la Escuela Rural Punta Colorada en La Higuera. Está a cargo de los estudiantes de 1° a 6° básico, vive en Coquimbo y se traslada a diario para encontrarse con sus alumnos. Sin embargo, sus rutinas cambiaron las últimas semanas, y en este nuevo escenario provocado por la pandemia del COVID-19, lo que preocupa a esta docente rural son los problemas de conectividad e implementación básica de sus alumnos para desarrollar sus tareas durante este periodo.

“Desde mi experiencia trabajando en escuela rural, la ventaja que nos ofrece la educación en aula es amplia, pensando que tenemos alumnos cuya única oportunidad de aprender es en la escuela; nosotros le ofrecemos educación personalizada, le entregamos material y los retroalimentamos. En cambio la educación virtual ¿qué nos ofrece? La desigualdad, porque tenemos niños que no tienen acceso a Internet, no tienen computador, tinta, impresoras, y eso hace que no puedan trabajar”, nos cuenta.

Pero la vocación y preocupación por sus estudiantes hizo que se organizaran en conjunto con otros docentes y los apoderados para que el material llegue hasta niños y niñas. “No podemos hacer nada online, porque los niños no tienen la implementación, así es que nos coordinamos con una mamita y ella que es la delegada imprimió las guías y les hicimos saber a los papás y mamás que vayan a buscarlas. Como profesores les entregamos a la apoderada 2 resmas de hojas y ella de buena voluntad puso la tinta”, explica.

La misma preocupación comparte Rodrigo Araya Cortés, profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales de la Escuela Peñuelas en Coquimbo, quien agrega que “además dentro de las familias no hay estructura de trabajo, hay alumnos que no tienen apoyo en las casas por parte de sus padres, por lo tanto trabajar virtualmente en esa área afecta las estructuras de los niños en cuanto a ritmos de trabajo, horarios, aprendizajes”, sostiene el docente.

María Galleguillos Torres es psicóloga y Magister en Coaching y Gestión Estratégica del Cambio, posee especializaciones en Psicopatología Infanto juvenil, Diplomada en Psicología del aprendizaje y en autogestión del cambio personal. La experta valora la protección que entrega a los estudiantes este nuevo formato de educación virtual y analiza también sus falencias. “Los niños están en casa, están protegidos y acogidos por sus madres y padres, lo que baja los niveles de ansiedad, dado el contexto actual. La desventaja es que los alumnos no se encuentran con recursos ni estrategias pedagógicas y no todos tienen los recursos tecnológicos para llevar a cabo la clase virtual, por lo tanto, no sería algo masivo o un servicio que le llegaría a todos los estudiantes sino a un grupo de personas. Otra desventaja es que muchos padres no están preparados académicamente para reforzar los contenidos de los niños en las casas”, afirma.

Para llevar a cabo este desafío de la educación virtual, algunos colegios de la región trabajan de manera innovadora para hacer frente a este cambio de formato. Es el caso del Colegio Cerro Grande de La Serena, cuyo  director, Jorge Mera López, explica que hicieron una diferenciación entre alumnos de 1° a 6° básico, y entre 7° y 4° Medio. Los primeros reciben material en formato Word o PDF en sus correos electrónicos. El segundo ciclo participa en clases online a través de la plataforma Meet – Google. “Estamos monitoreando el proceso, cuántos alumnos ingresan a la plataforma y cómo es la comunicación entre cursos y profesores. Esperamos hacer la bajada a 5° y 6° y que al menos puedan tener una clase virtual dentro de esta semana”.

Recomendaciones para apoderados y alumnos
Dado el escenario de la crisis sanitaria, es esperable que el aislamiento social se prolongue todavía por varias semanas, con el consiguiente estrés asociado. Cuidar la salud resulta fundamental, y para lograrlo, la Orientadora Vocacional de la UCN, Vanessa Rivas, entrega algunas recomendaciones:

– Adaptar tiempos de estudios a la realidad propia del hogar.
– Planificar una rutina de estudios realista y adaptada a las necesidades y condiciones del entorno.

– Ser flexibles y no tan rigurosos con la planificación.
– Buscar un lugar de estudio iluminado y sin ruido para poder concentrarse.
– Apoyarse con técnicas de estudio como el subrayado y la extracción de ideas principales para comprender de mejor manera lo estudiado.
– Realizar rutinas de respiración inhalando por la nariz y exhalando lentamente por la boca, para calmar la ansiedad.
– Generar pausas activas entre bloques de estudio y autopremiarse por los aprendizajes obtenidos al finalizar.
– Alimentarse bien y no trasnochar.
– Quienes no tengan acceso a Internet, pueden apoyarse en los libros de estudio entregados por el Ministerio de Educación.
– Evitar la sobreinformación.
– Mantener una actitud positiva para que nuestro sistema inmune no se debilite.

Texto: Yarella Carvajal

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