En la pasada elección presidencial, el “misterio” del electorado de Meo abrió un desborde que apuntó, en nuestra opinión, a sentar dos situaciones facturadas o artificiales en cuanto a la lectura de ese porcentaje.
El espacio nos exige solamente enunciar las situaciones y sus correspondientes clivajes. La primera dice relación a la vigencia de la antinomia dictadura v/s democracia, contradiciendo lo realizado por la Concertación, en la profundización del modelo político. Un clivaje válido para la década de 1990. La segunda situación artificial fue más riesgosa tanto para el propio crédito político de la Concertación como de cara a la percepción del electorado, esto es resituar la antinomia mercado versus estado.
Lo primero fue pensando en ganar el electorado a la izquierda de la Concertación y presumiblemente a un buen porcentaje de los votantes de Meo, pero con el riesgo de erigirse en una visión retrospectiva, extemporánea, para un vasto sector de los votantes que se identificaba con el centro político.
La otra situación fue cuestionarse como obra concreta en estos veinte años, la consolidación de un modelo económico heredado de Pinochet, pero al que se le procuró poner un énfasis de economía “social” de mercado. Y esto se puso en tela de juicio de forma velada por las alusiones al estado como un agente más activo en nuestra economía.
Esa perspectiva, a nuestro juicio, se perdió en la contienda. Modificar el consenso en tal materia e introducir ciertas incertidumbres favoreció al que no reparó en el retrovisor y puso la mirada en el futuro. Y con ello surgió otro clivaje, amorfo todavía en sus delineamientos.
José Antonio González Pizarro
Académico UCN
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