Gustavo Le Paige descansa en San Pedro de Atacama y evocamos hoy aspectos de su aporte al reconocimiento de la cultura atacameña. Nacido cerca de Lieja, Bélgica, en 1903, desde pequeño le gustó el fútbol. En vísperas del Mundial, recordamos algunos goles que hizo este jesuita ejemplar quien falleciera el 19 de mayo de 1980 en Santiago, lejos del Licancabur.
El 13 de mayo 2010 fue histórico para los amantes del fútbol. Por la Copa Chile, Universidad Católica goleó al equipo amateur de San Pedro en la cancha de pasto sintético del pueblo, mientras todo era fiesta con ancestros indígenas.
Hace 30 años, los jesuitas José Vial y Aníbal Edwards recordaban en la revista Mensaje que el primer club de fútbol del pueblo había sido formado por el padre Le Paige. A él le deben también el primer estadio y los primeros trofeos que abundaron en la casa parroquial. Retrataron no sólo al arqueólogo, sino también a un luchador incansable por la calidad de vida de los habitantes del oasis. Ambos describieron la misión y la poesía de Gustavo.
El fundador del actual Museo de la Universidad Católica del Norte en San Pedro de Atacama, se nos presenta como un ser excepcional. Unas líneas de su autoría escritas en el ocaso y dirigidas a su superior, dicen: “Delante de Dios, de Cristo, de la Virgen, de San Ignacio y de usted, como mi Superior, yo muero como jesuita…Si yo me he equivocado en algo, le ruego que me perdone…” En esos días Le Paige agonizaba, lejos del desierto. Edwards sentencia: “Gustavo era poeta. Donde estuvo, sus manotas abrieron senderos hacia el Origen. La atmósfera plácida, protegida o enrarecida del tiempo terrestre, despertó sacudida a su paso. Recibió en pleno rostro desconcertado, admirado o molesto una bocanada de intemperie. De proximidad vivida al Origen”. Es por todo esto que rescatamos desde el pasado estos legados hoy autóctonos.
Rubén Gómez Quezada
Director Escuela de Periodismo UCN.
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