El grupo de alumnos viajó acompañado de otros 19 voluntarios permanentes de Techo Antofagasta. Juntos ayudaron a mejorar la calidad de vida de más de 300 familias.
Del 27 de julio al 3 de agosto, las fuerzas mancomunadas de voluntarios de Techo Chile, Techo Antofagasta y la Pastoral de nuestra Universidad, lograron ayudar a numerosas familias vulnerables de los Departamentos de San Pedro y Caaguazú (Paraguay), con la construcción de viviendas más dignas.
Los jóvenes fueron testigos de las urgencias que existen en uno de los sectores más excluidos de Latinoamérica. Como lo expresó Raúl Henríquez, Coordinador de Voluntarios Techo Antofagasta: “En general, fue una vivencia súper positiva; todos los que viajaron de Antofagasta estaban muy comprometidos con la realidad que sabían iban a conocer y compartir con familias que día a día sobreviven en condiciones muy difíciles”.
También señaló que los jóvenes viajaron muy motivados a buscar la enseñanza de nuevas formas de trabajar, y expresar con la experiencia su compromiso en la lucha contra la desigualdad social.
EXPERIENCIAS
Tras permanecer cinco días en el departamento de Caaguazú, los universitarios antofagastinos, en conjunto con 700 voluntarios paraguayos, llevaron a cabo un intenso trabajo en conjunto con las familias beneficiarias. Es así como fruto de este viaje los estudiantes se integraron y generaron lazos con voluntarios de otras regiones de Techo Chile, que viajaron con el mismo objetivo: la lucha contra la desigualdad.
Cada día, los estudiantes se levantaban con una sola misión: el ayudar a cumplir el sueño de esas familias, por lo que organizados en cuadrillas de trabajo compuestas por 7 o 9 jóvenes, comenzaban su jornada laboral a las 7 de la mañana para, al final del día, entregarles las nuevas viviendas, dos mediaguas de tres por seis metros.
Edward Venegas, de segundo año de Ingeniería Civil de Minas en la UCN, dijo que viajar a construir casas a Paraguay fue una linda experiencia, porque aprendió a valorar el intercambio cultural y que existen miles de maneras de ayudar a los demás. “En lo personal, pienso que no basta con solamente construir viviendas de emergencia, sino que para enfrentar la pobreza se debe hacer un trabajo constante”, comentó.
Por su parte, Elizabeth Bruna, de primer año de Ingeniería Civil Industrial, cuenta que ganó mucho en experiencia, a saber escuchar y aceptar las opiniones del otro y a compartir más con la gente, “porque las familias, pese a ser muy pobres, son muy acogedoras, tanto, que el último día ni siquiera queríamos regresar”.
Finalmente, Monserrat Escalera, de primer año de Ingeniería en Computación e Informática, manifestó que esta fue la primera experiencia levantando mediaguas, “por ello me influyó mucho, ya que aprendí que la pobreza es mucho más que lo que vemos en la televisión, hay gente que vive muy feliz a pesar de no contar con electricidad, alojan cinco personas en un espacio de dos por dos metros cuadrados, o con sus alimentos y utensilios guardados en bolsas, son cosas que influyen y que sin duda dan ganas de volver y seguir ayudando a mejorar esas condiciones”.
DATOS
En Paraguay, según el Banco Mundial (2010), 13,2% de la población se desenvuelve con menos de 2 dólares por día. El déficit habitacional asciende a unas 800.000 viviendas. Esto se traduce en 1.500 asentamientos precarios a nivel país.
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