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UCN, la grandeza de los pequeños: En memoria de Lizette Alejandra Alvarado García (Q.E.P.D.)

Fecha: 14 septiembre, 2020

UCN, la grandeza de los pequeños: En memoria de Lizette Alejandra Alvarado García (Q.E.P.D.)

Reflexión del académico del Departamento de Teología, Mg. Alejandro Cerda, en memoria de Lizette Alvarado (Q.E.P.D.), quien fuera Secretaria de esa unidad académica.

Lo que hace grande a una institución, no es su infraestructura ni sus bienes: Son las personas que trabajan en ella. Esta afirmación en algún momento resulto una idea innovadora y humanista, porque no siempre se consideró así; por mucho tiempo se pensaba lo contrario. En perspectiva evangélica, hay otro elemento innovador, hace referencia al valor y lugar que ocupan los más pequeños en una institución. No sólo por la justicia y solidaridad que se les debe tener, sino porque ellos hacen posible lo que otros no pueden, que es hacernos salir de nosotros mismos.

La UCN es una gran institución regional y de la macro zona norte, asume los valores del humanismo cristiano; por lo tanto, la lógica del Evangelio en ella tiene cabida y sentido. Siendo a su vez una institución compleja que requiere de altos estándares para su funcionamiento, para ello cuenta con un selecto equipo de expertos, científicos y profesionales de la más diversa variedad de disciplinas. Cada cual independiente a su jerarquía, grados académicos o lugar que ocupe se compromete afectuosamente con la universidad. Un lugar especial tienen los más pequeños, los que no se ven, los que hacen un trabajo silencioso y hacen posible el trabajo y éxito de otros. Ellos nos recuerdan esa perspectiva del Evangelio.

Como universidad estamos con un profundo dolor, una colaboradora ha partido a la casa del Padre, y su persona movilizó a muchos. La bandera institucional ha sido izada a media acta, como muestra del aprecio que toda la comunidad siente. Fueron los pequeños de la institución, los que se movilizaron organizaron momentos diarios de oración en los que cada día se sumaban más funcionarios y amigos, desde el rector, ex funcionarios y vecinos, unidos por la fe, pero en especial por la fraternidad, la esperanza y el amor. Lizette Alejandra, tu partida nos ha traído no sólo angustia, sino también esperanza, alegría y alivio por tu nuevo bienestar y por hacernos salir de nosotros mismos y encontrarnos con tantos colegas y compañeros de trabajo. Nos has permitido recordar el sentido de comunidad, el valor de la oración, la solidaridad y el mutuo afecto y cuidado que nos debemos. Gracias a ti, a tu familia y a todos los pequeños que hacen que esta institución sea grande y humana. Gracias, gracias.

 

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