Academia

El cultivo del desierto de Atacama, una mirada desde la paleo-etno-botánica

Fecha: 22 octubre, 2020

El cultivo del desierto de Atacama, una mirada desde la paleo-etno-botánica

Virginia McRostie expuso sobre las investigaciones y evidencias arqueobotánicas que reconstruyen la historia de esta práctica.

El desierto de Atacama ha sido definido como uno de los lugares más áridos del planeta. Sin embargo, este adjetivo no da cuenta de la heterogeneidad ni la riqueza de este paisaje a través del tiempo. La excelente preservación de los restos arqueológicos y paleoecológicos en este medio árido y salino ha permitido recrear otras imágenes, en las cuales el cultivo prima por sobre el abandono.

En la charla del ciclo “Historias de Pueblos de América desde el Desierto de Atacama”, iniciativa de la Universidad de Tarapacá (UTA) y la Universidad Católica del Norte (UCN), la Dra. Virginia McRostie, académica de Departamento de Antropología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, especializada en paleo-etno-botánica, ahondó en esta temática y mostró cómo el cultivo permitió a los grupos humanos afiatarse y transformar este paisaje de múltiples maneras.

DESIERTO

Durante la charla, la Dra. McRostie expuso parte de los resultados de la investigación “13,000 years of sociocultural plant use in the Atacama Desert of northern Chile” (Ugalde, P., McRostie, V., Gayo, E., García, M., Latorre, C., Santoro, C.) publicada este año en la revista Vegetation History and Archaeobotany, en la cual se sistematizó toda la evidencia arqueobotánica disponible (presencia de cada especie o planta en ciertos sitios en diferentes periodos culturales desde el Pleistoceno tardío (13.000 años A.P.) hasta el Periodo Inka (450 años A.P.) para comprender cuándo estas poblaciones adquirieron y manejaron plantas útiles. La introducción generalizada de cultivos agrícolas, técnicas de control del agua y cultivo de diversas plantas en 3.000 A.P. terminó con la escasez crónica de alimentos y llevó al establecimiento de un conjunto de alimentos básicos para los habitantes del desierto de Atacama. Al contrastar estas tendencias con importantes cambios socioculturales, junto con las fluctuaciones paleodemográficas y climáticas, se observó que los humanos se adaptaron y transformaron este paisaje hiperárido y clima oscilante, siendo las plantas un factor clave para su éxito.

ALGARROBO

La Dra. McRostie profundizó sobre el árbol del algarrobo (prosopis spp.), que según los últimas investigaciones, se habría introducido en el Periodo Formativo (1.500 a.C a 400 d.C.), no siendo una especie nativa ni natural como se piensa popularmente.

Continuando en esta línea de investigación, actualmente la Dra. McRostie está estudiando junto a otros investigadores del Fondecyt 1180805, la genética en torno a estos árboles. “Hay distintos puzzles genéticos y hay distintas especies conviviendo en un mismo oasis, eso hablaría de que hubo distintas oleadas migratorias, probablemente venían del noroeste argentino, de Bolivia o Perú”, indicó la académica.

“No parece casual que el ingreso de este árbol permitió cultivar el desierto de otro manera. Generó un ambiente mucho más amigable para poder asentarse y reproducirse en estas zonas. También con el Periodo Formativo hay un aumento de humedad, esto puede haber favorecido” dijo la Dra. McRostie.

¿Cómo cultivamos hoy? Es lo que deberíamos reflexionar pues entender la diversidad de recursos y la historia ecológica nos permitirá interactuar mejor en este espacio.

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