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La cultura como recurso individual y colectivo

Fecha: 20 abril, 2015

Constanza Castro

La cultura como recurso individual y colectivo

María Constanza Castro Molinare

Académica Escuela de Periodismo

Universidad Católica del Norte

La cultura autogestionada por la ciudadanía es una veta riquísima que alcanza para todos, un recurso inagotable cuyo valor es inversamente proporcional a las crisis y a la inestabilidad de los mercados.

Entendiendo la cultura como un conjunto de hábitos y saberes que permiten resolver problemas de supervivencia de grupos humanos y comunidades, y ante la gran diversidad de formas de llevar a cabo esto, podemos inferir que la cultura debe estar en la base de nuestras prioridades, pues nos permite ser conscientes de cómo queremos ser y qué queremos alcanzar a nivel individual y colectivo.

Es uno de los vehículos más eficientes para el desarrollo social, y empoderarse al respecto brinda capacidad analítica para interpretar la realidad social y luchar contra la resignación, la desidia, la inercia y el pesimismo. La cultura nos identifica con el espacio material y simbólico que habitamos y da herramientas para participar del propio desarrollo.

Nos impulsa a volvernos agentes y dejar atrás la espera. No debiese ofrecerse ni recibirse, sino existir la voluntad de apropiarse de ella, compartirla y vivenciarla para generar respuestas, construir espacios y soluciones. Antofagasta es nuestro espacio social y simbólico, y nuestra riqueza como ciudad no es solo económica, sino también cultural.

No basta con que exista oferta cultural en una ciudad. Hay que asegurarse que en ella se practique la Democracia Cultural; que individuos, organizaciones de base y comunidades dispongan de instrumentos y espacios para realizar procesos de participación y de vida asociativa en la realización de actividades culturales. No basta disfrutar de espectáculos gratis de primer nivel que se arman y desarman, y que cuesta retener en la memoria pues, para una experiencia significativa hay que ser parte de ella. La inversión privada debe apuntar a legar conocimientos e infraestructura que sirvan como plataforma a la comunidad para desarrollar sus propias propuestas.

Modular espacios de encuentro es una condición imprescindible para el intercambio simbólico y, en definitiva, el reconocimiento de los pares como sostenedores de una identidad común que puede y debe ser construida, pues solo se constituye en la interacción simbólica con otros, ya sea cara a cara o a través de construcciones mediadas. Entendiendo que muchas veces existe una desconexión entre las organizaciones culturales y los públicos -que demandan más participación al generar contenidos propios -, estos mediadores pueden ser gestores culturales o miembros activos de la comunidad.

Una metodología probada a nivel iberoamericano es la animación sociocultural, que organiza a las personas para realizar proyectos e iniciativas desde la cultura y para el desarrollo social en la búsqueda de una sociedad inclusiva, con participación activa, capacidad de negociación y de instalar temas en la agenda.

Generar intercambio de miradas entre los agentes socioculturales y el resto del colectivo en Antofagasta (ciudadanía, industriales, Gobierno) es otro factor decidor en el cual la gestión cultural, a través de sus mediadores, puede aportar herramientas que posibiliten ir estableciendo confianzas sin obviar la responsabilidad que le cabe a las Políticas Regionales y Comunales de Cultura, cuyo deber, más allá de asegurar el acceso, es encarnar la participación como premisa.

Como plantea George Yúdice, en este mundo globalizado la cultura pasa a ser un recurso, “por su uso creciente como expediente para el mejoramiento tanto sociopolítico, cuanto económico para la participación progresiva en esta era signada por compromisos políticos declinantes, conflictos sobre la ciudadanía y la desmaterialización de muchas nuevas fuentes de crecimiento económico”.

En Antofagasta es posible apostar a que la cultura, como economía simbólica, aporte a la diversificación de su matriz de desarrollo pues, además, se encuentra en sintonía con los desafíos que plantea la Estrategia Regional de Desarrollo, que habla de “fortalecer la diversificación de la estructura económica en la Región”. La cultura autogestionada por la ciudadanía es una veta riquísima que alcanza para todos, un recurso inagotable cuyo valor es inversamente proporcional a las crisis y a la inestabilidad de los mercados.

Un comentario

pedro nelson henriquez velasquez

sábado 11 de noviembre 2017 6:12 pm

…Saludos…Yo quisiera suponer por “cultura”, aquellos intentos humanos, por construirnos un lugar, individual y colectivo, en los cuales, se supera el sobrevivir, espontáneo primero y más tecnificado después… apartandonos de los dictados biológicos naturales, como el celo, las migraciones, por condiciones climáticas, geológicas u otras…como al parecer ha sido en los primeros tiempos…Quisiera incluir en cultura, los modelamientos prácticos en los cuales, se estructuran las sociedades….Oriente, en general ha sido muy elaborado en sus proyecciones hacia el interior….Europa. que recibe el legado griego, nutrido también, de otras comunidades más antíguas, como Sumeria, Babilonia, Egipto y más…la cual fue derivando, de las grandes interrogantes filosóficas, y de las bellas obras materiales…hacia un mundo tecnificado, vector, este último, que ha tomado, un protagonismo devorador, por cuanto, no es dificil, observar, un crecimiento unilateral, en el cual el ego, no tiene contrapeso ni reflexión…Una cultura que no es autocritica, es peligrosa, de muchas maneras y la peor, es que puede colapsar, a causa de sus propias creaciones…Una cultura, que no es solidaria con el otro, quien es visto como mi competidor,,,para decirlo de una manera suave…una econompia, que proclama no tener moral,,,una gran angustia existencial, manifestada en las depresiones, la carencia de un sentido de vida… ¿Hombre, que se hicieron tus discursos y tus sueños?….Una economía hiper tecnologizada que no puede entender, lo imposible que resulta, sacarles rendimientos infinitos a un mundo finito…. Una cultura, que a veces cae en tareísmos, útiles, sin duda, pero débiles en su capacidad de respuesta…El ser humano antiguo, se sintió motivado, en poner una piedra sobre otra, para expresar, su sorpresa, ante el universo estrellado, las luces del amanecer, y los florecimientos del mundo natural….Hoy, en pleno siglo XXI….Nos faltan creencias nuevas, motivaciones fuertes que nos llenen el vacío existencia….Cultura….una interrogante que nos cuesta tanto llevar…

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