Monseñor Ignacio Ducasse Medina
Arzobispo de Antofagasta y Gran Canciller UCN
Una vez más, los ciudadanos chilenos debemos ir a las urnas. Esta vez -y por primera vez- votaremos Apruebo o Rechazo una nueva Constitución, lo que constituye un desafío a la ciudadanía mayor de 18 años a participar activamente en un inédito plebiscito ejerciendo el derecho y la obligación moral y cívica de elegir y sufragar. Así, se colabora en forma efectiva en la construcción de una verdadera democracia, en el marco de un Estado de Derecho.
En la tradición católica, la ciudadanía siempre ha sido un valor muy importante y la participación política una obligación. “No basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los Derechos Humanos. Una democracia sin valores se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo” (Documento de Aparecida, 74).
El Papa Francisco, en una conversación sostenida con estudiantes en Roma, ha recordado que “debemos inmiscuirnos en la política, porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política (…) ¡Trabajar por el bien común es un deber de un cristiano!”.
El voto debe ser en conciencia e informado, porque también es responsabilidad cívica nuestra el conocer los contenidos implicados en el texto constitucional propuesto; no es lo mismo una u otra preferencia. Hay valores, concepciones antropológicas y religiosas implicadas que deben ser conocidos y sopesados a la hora de votar.
Nuestra expresión ciudadana recoge la memoria histórica: solo asumiendo el pasado, con sus éxitos y fracasos, dolores y alegrías, podemos mirar esperanzadamente el porvenir.
Que nuestro único referente al momento de emitir el voto sea el bien común de la sociedad. Votemos con inteligencia y teniendo en cuenta el bien común. Hagámoslo con la conciencia sincera para hacer posible las condiciones de vida más justas y más humanas que todos esperamos.
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