La actividad fue organizada por los realizadores del documental “Itata”, que relata los más de 10 años de búsqueda del vapor hundido, y apoyada por la Universidad Católica del Norte, la Armada y la Compañía Sud Americana de Vapores.
A casi 96 años del hundimiento del Itata, el cual cobró más de 500 vidas en las costas de Coquimbo, dando origen a una de las catástrofes marítimas más grandes de la historia de Chile, familiares de los tripulantes –entre ellos, el nieto del capitán del buque– se reunieron en el punto exacto en que naufragó el vapor, a 15 millas del litoral, para rendir tributo a las víctimas. El homenaje consistió en una ceremonia de toque de pito y una ofrenda floral.
“Fue realmente impactante y emotivo estar en el sitio del suceso, ya que nos ayudó a conectarnos con lo que sucedió ese día, con lo que vivieron las personas del Itata. Fue muy potente también la ofrenda floral, porque hubo un momento de agradecimiento a los que ya no están”, reflexionó Patricio Caldera, nieto del capitán del Itata.
La actividad fue una iniciativa de Ricardo Bordones y Carlos Cortés, investigadores que durante más de 10 años buscaron el buque en las profundidades del océano, proceso que finalizó en noviembre del año pasado con el hallazgo de los restos del vapor, a más de 200 metros de profundidad. Los pormenores de la exploración fueron plasmados en el documental “Itata”, producción que recrea las últimas horas de los pasajeros del barco, quienes viajaban rumbo al norte de Chile buscando mejor suerte en plena época del auge de la industria del salitre.
Según Bordones y Cortés, el del Itata es el mayor y más olvidado nafragio de la historia de Chile, y ha sido gracias a la comunidad de Los Choros, el pueblo más cercano a la tragedia, que se ha podido preservar la memoria y las historias tras la catástrofe. “El homenaje a las víctimas que hoy realizamos junto a sus descendientes es un nuevo paso en este camino, que esperamos continuar junto a las autoridades patrimoniales y culturales, a quienes hemos presentado un plan de manejo y preservación del hallazgo”.
En el evento también participaron autoridades del Gobierno Regional y de las instituciones que apoyaron a Cortés y Bordones: la Armada, la Universidad Católica del Norte, y la Compañía Sud Americana de Vapores, principal auspiciadora de la actividad.
“Como una de las compañías más antiguas de Chile, para nosotros ha sido un honor haber participado en este proyecto respecto de un buque que fue parte de nuestra flota desde 1873 y hasta cuatro años antes de su naufragio, y además, apoyar en una tarea tan valiosa como es el rescate de la memoria marítima de nuestro país”, señaló Tomás Tafra, gerente de Administración y Finanzas de CSAV, empresa que apoyó la posproducción y preestreno del documental, y ahora finalmente fue parte del homenaje a las víctimas de la tragedia.
Por su parte, el decano de Ciencias del Mar de la UCN, Juan Macchiavello, manifestó: “En la medida de nuestras posibilidades, la facultad siempre prestó el apoyo logístico que permitió coronar con el hallazgo de los restos esta ardua labor investigativa. Valoramos el profesionalismo de la tripulación de nuestra embarcación principal, la Stella Maris II y la fructífera colaboración con OCEANA, que permitió realizar las filmaciones submarinas. Esperamos que el hallazgo solo sea el primer paso de una serie de acciones de rescate patrimonial que permitan continuar haciendo justicia a este suceso histórico. Ya hay planes para continuar mapeando y explorándo el naufrágio mediante nuestro nuevo robot submarino, que llegará en los próximos meses. Soñamos con que todo esto contribuya a la formación de un Museo de Sitio, que contribuya al patrimonio cultural y turístico de la comuna de la Higuera”.
SOBRE EL BUQUE
El vapor Itata fue construido en Liverpool en 1873 por el astillero R&J. Evans & Co., para la Compañía Sud Americana de Vapores. A lo largo de su vida útil participó en importantes hitos de la historia de Chile, tales como la Guerra del Pacífico –en el desembarco de Pisagua- y la Guerra Civil de 1891 –cuando fue requisado por los Congresistas-. Incluso fue incautado por el gobierno de EEUU ya que traía fusiles para ese bando. En 1918 fue vendido por CSAV a Bruna, Sampaio & Cia., empresa que a su vez lo vendió a la Compañía Nacional de Vapores (ex Etchegaray) en 1920, que lo modificó para transformarlo en buque de pasajeros.
En 1922, zarpó desde Coquimbo a Antofagasta con animales, materiales de construcción y centenares de trabajadores que buscaban incorporarse a la industria del salitre. El 28 de agosto, frente a La Higuera, finalmente naufragó, provocando una de las catástrofes más grandes de la historia de Chile.
En 2007 comienzó la búsqueda del buque en el fondo marino a cargo de los investigadores Ricardo Bordones y Carlos Cortés, quienes finalmente dan con su paradero el 6 de noviembre de 2017. Esta travesía es la que relata el documental “Itata”.
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