Academia

Futuros geólogos aprenden en el laboratorio natural del desierto

Fecha: 28 octubre, 2016

Futuros geólogos aprenden en el laboratorio natural del desierto

A partir de cuarto año, los estudiantes empiezan a conocer de cerca los misterios y maravillas del territorio de la Región de Antofagasta.

Aprender a reconocer y leer los afloramientos que existen en el desierto de Atacama, es uno de los objetivos de las salidas a terreno que realizan los estudiantes de Geología de nuestra Universidad, quienes, a través de los cursos Campos I, II y III, recorren distintos lugares mapeando y aplicando los conocimientos aprendidos para descifrar el territorio donde vivimos.

De esta manera, en sectores como la Sierra El Cobre o la Cordillera de Domeyko, los futuros geólogos hacen sus mapas, que son las representaciones sobre un plano topográfico de los accidentes que afloran en la superficie terrestre.

Por medio de estos, pueden reconocer diferentes rocas o formaciones geológicas y sus edades, que se representan a través de una trama de colores que las identifican. En este mapa también se pueden apreciar las fallas, pliegues o foliaciones.

Actualmente, estos mapas son las herramientas que utilizan los profesionales del área para desarrollar proyectos de exploración y producción de hidrocarburos como el petróleo y gas, de minerales y de aguas, entre otras áreas.

EXPERIENCIA
Carlos Rodríguez, estudiante de Campo III, comentó que es muy buena la experiencia de estar en terreno en el desierto nortino. “Tiene su grado de complejidad, porque es distinto ver las cosas en terreno a como uno se las aprende a partir de los libros, pero con el tiempo uno se acostumbra, al principio cuesta más”, indicó.

Asimismo, contó lo que fue encontrarse recientemente con nieve durante una salida. “Fue algo que se recordará, ya que nunca había visto nevar, pero fueron condiciones extremas”.
Francisco Espinoza, estudiante de Campo II, contó su experiencia desde su primera salida en Campo I. “Al principio, uno está súper perdido, son nueve días de trabajo en terreno. Los primeros días el profesor te va guiando, orientando y de a poco dando autonomía para el trabajo. Esos días son más difíciles, pero después uno entiende que tiene que buscar, en qué fijarse”, expresó el estudiante.

En Campo I va todo el curso, “entonces, todos vamos a los mismos lugares, vemos las mismas cosas y el objetivo es hacer un levantamiento geológico que es ir a terreno, sacar muestras, hacer mediciones, ver cómo se disponen las rocas unas con otras, las litologías y, sobre la base de eso, hacer un mapa geológico y un informe”, agregó.

Campo II y III es un área más grande y se trabaja en grupo. “Hay más autonomía, uno toma sus propias decisiones en cuanto a qué ver, adónde ir a medir, etc. Con la experiencia del Campo I se facilita un poco, pero es algo único que ninguna otra carrera te ofrece”, comentó.
Al respecto, el académico Arturo Jensen destacó el crecimiento y madurez que muestran los estudiantes a lo largo de las experiencias de campo, ya que se nota el avance y se ve un mejor manejo y aplicación de la teoría en la práctica.

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