Se trata de un volcán inactivo ubicado a 75 kilómetros de Calama que, junto a otros volcanes monogenéticos, serán protagonistas de una conferencia internacional que se llevará a cabo en noviembre próximo en San Pedro de Atacama.
En el imaginario popular los volcanes son grandes estructuras geológicas que con su imponente presencia configuran cualquier paisaje. Pero existen otro tipo de volcanes, los monogenéticos, mucho más pequeños, aunque no por eso menos llamativos.
Es el caso del volcán La Poruña, ubicado 75 kilómetros al norte de Calama en la Región de Antofagasta, cercano a la localidad de Estación San Pedro y exactamente al costado de la ruta internacional CH-21. Su cono de escoria o piroclástico de tan sólo 120 metros de altura capta la atención de los automovilistas que pasan por la carretera, tanto por su forma perfectamente cónica como por su característico color entre negruzco y rojizo.
“El magma que alimentó esta erupción proviene de zonas profundas de la corteza terrestre, del orden de 40 km, comparado a los grandes estratovolcanes circundantes, como el San Pedro, que tienen reservorios magmáticos más someros, en el orden de los 10 km de profundidad”, detalla el investigador postdoctoral del Instituto Milenio Ckelar Volcanes, Pablo Salas.
NACIMIENTO
Se desconoce el momento exacto en el cual ocurrió la erupción del volcán La Poruña, comenta el experto en petrología, pero gracias a dataciones radiométricas –técnicas científicas para estimar la edad de procesos geológicos– se ha podido determinar que esta sucedió hace unos 100 mil años, lo que en tiempos geológicos se considera relativamente reciente.
El investigador explica que la formación del volcán tiene una etapa inicial explosiva: “Al venir de zonas profundas, el magma trae consigo una gran cantidad de gases, los cuales al disminuir la presión se expanden y alimentan la formación de sucesivas explosiones en la superficie de la Tierra. Estos, dispersan piroclastos -fragmentos de magma muy vesicular- a una distancia constante alrededor de la fuente, acumulándose y formando un cono piroclástico o cono de escoria. Todo esto ocurre a temperaturas del orden de 1000°C, con lo cual los fragmentos se van soldando unos con otros”.
La superficie plana donde surgió este volcán, indica el doctor Salas, sumado a las condiciones de baja erosión en el desierto de Atacama, han permitido la morfología perfecta y la preservación de su icónica forma. Por otra parte, su tonalidad negra rojiza se debe a la composición química de sus productos, que son ricos en hierro y magnesio.
La segunda etapa del evento, dice el petrólogo, corresponde a una etapa efusiva: cuando el magma ha evacuado gran parte de sus gases (principalmente vapor de agua, dióxido de carbono y azufre), desde la base del cono se evacuaron abundantes flujos de lava, los cuales se dispersaron hacia el oeste, alcanzando distancias de hasta 8 km al cono. Este tipo de eventos eruptivos pueden durar desde meses hasta años.
¿UN “HIJO”?
Comúnmente se piensa que, debido a su cercanía, La Poruña es como un “hijo” del estratovolcán San Pedro, sin embargo, se trata de distintos tipos de volcanes que no tienen demasiada familiaridad. ¿En qué se diferencian? Los volcanes tienen un reservorio de magma, una especie de “piscina” donde se almacena. El reservorio de los estratovolcanes se ubica en la zona somera de la corteza terrestre, en el caso del volcán San Pedro, a unos 8 o 15 km de profundidad. Mientras, el reservorio del volcán La Poruña proviene de la corteza profunda, a más de 25 km de profundidad. Asimismo, estos dos volcanes presentan conductos volcánicos independientes.
Otra de las importantes características, detalla el investigador Ckelar, es el tiempo de ascenso del magma desde el manto a la superficie, el que para estos dos volcanes, San Pedro y La Poruña, aún está en investigación. Otros estudios indican, sin embargo, que el ascenso del magma en los estratovolcanes puede ser de años. Un ejemplo fue el del volcán Llaima en la erupción de 2008. “Se estima que previo a la erupción el magma demoró alrededor de cinco años en su travesía desde el manto a la superficie. Mientras, en el caso de otros volcanes monogenéticos como Los Hornitos en la región del Maule, este mismo proceso duró tan sólo unos días”, explicó Pablo Salas.
El volcán monogenético La Poruña, aclara, actualmente no presenta ninguna actividad, lo que es también característico de este tipo de volcanes, que presentan una sola gran erupción o pequeñas erupciones discontinuas en su registro geológico.
CONFERENCIA
Para abordar justamente las últimas investigaciones de este tipo de volcanes en Chile y el mundo, entre el 4 y el 8 de noviembre próximo se realizará en San Pedro de Atacama la primera Conferencia Internacional de Volcanismo Monogenético (IMC, por sus siglas en inglés).
Esta reunión científica es desarrollada por la Comisión de Volcanismo Monogenético de la Asociación Internacional de Volcanología y Química del Interior de la Tierra (CMV-IAVCEI) y un Comité Organizador local liderado por Gabriel Ureta, investigador del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico – Ckelar Volcanes y académico de la Universidad Católica del Norte (UCN). La presentación de resúmenes estará abierta hasta el 30 de junio de 2024. Más información aquí.
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