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Anna Vandini, académica de Teología UCN: “¿Cuánto vale un ser humano?”

Fecha: 2 febrero, 2021

Anna Vandini, académica de Teología UCN: “¿Cuánto vale un ser humano?”

“¿Cuánto vale un ser humano?”. Comentario de Anna Vandini Santunioni, académica del Departamento de Teología de la UCN Coquimbo, publicado por Semanario Tiempo en su edición del 29 de enero de 2021.

La pandemia nos ha obligado a pensar que cada uno de nosotros es responsable de lo que le sucede a los demás; de ahí la obligación de cuidarnos, porque mis acciones repercuten en la salud y en la vida de los demás. Este podría ser el comienzo de una gran corriente de fraternidad, algo así como lo que el Papa Francisco llama la fraternidad universal.

Mirando más allá de las apariencias se descubren tantos signos esperanzadores de personas que anónimamente ayudan a los demás, pero no podemos desconocer que nuestra sociedad se caracteriza por ponerle precio a todo, no solamente a los bienes básicos como la alimentación y la salud, sino también a los bienes culturales como la educación, todo tiene un precio. El gran problema es que las personas pasan también a ser catalogadas como bienes del mercado. De ahí la gran preocupación del Papa Francisco cuando nos habla de la cultura del descarte, y se pregunta: ¿“Cuánto vale un ser humano”? ¿Acaso su valor depende de su situación social y económica, o de los bienes que posee y del poder que dispone?

El Papa Francisco nos dice que: “Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho no puede ser negado por ningún país. Lo tiene aunque sea poco eficiente, aunque haya nacido con limitaciones. Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser”.

Y añade con preocupación: “Lo que seguimos observando es que en nuestra sociedad no todos tienen las mismas oportunidades, algunos nacen en familias de buena posición económica, reciben buena educación, crecen bien alimentados y, seguramente no necesitan de un Estado activo y sólo reclamarán libertad. Pero no cabe la misma regla para una persona con discapacidad, para alguien que nació en un hogar pobre, para alguien que creció con una educación de baja calidad y con escasas posibilidades de curar adecuadamente sus enfermedades. Si la sociedad se rige por los criterios de la libertad del mercado y de la eficiencia, no hay lugar para ellos, y la fraternidad no será más que un sueño imposible. Y, cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad”.

La esperanza de un mundo mejor y la construcción de la fraternidad universal no vendrá del cielo, depende de cada uno de nosotros.

Anna Maria Vandini S. annavandini@gmail.com

Créditos imagen: Unsplash

 

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