“Los profesionales que estamos formando hoy día van a ser los que país necesitará en 5 a 7 años más” destaca el Decano Alfonso Silva. Créditos imagen principal: MRProducciones
Por segundo año consecutivo, la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte experimentó en 2016 un repunte en la matrícula de nuevos alumnos. Así lo consignan las cifras – 24 para Biología Marina, 9 en Ingeniería en Acuicultura y 72 en Ingeniería en Prevención de Riesgos y Medioambiente-, que, si bien no alcanzan los niveles históricos, representan un aliciente para los directivos de la UCN, que han decidido mantener abiertas sus carreras del área de ciencias del mar, convencidos del aporte de éstas a un país con más de 8 mil kilómetros de costa.
“Hemos estado preocupados, porque pensamos que (los acuicultores y los biólogos marinos) son dos tipos de profesionales que Chile necesita, considerando que el desarrollo de la acuicultura y las ciencias del mar es algo permanente”, comenta Alfonso Silva, decano de la Facultad de Ciencias del Mar. El país, agrega, ha declarado su intención de ser una potencia alimentaria, “y los recursos geológicos marinos son aún un mundo desconocido. Los profesionales que estamos formando hoy día van a ser los que país necesitará en 5-7 años más, hay una responsabilidad desde ese punto de vista y las autoridades así lo han entendido”, señala.
Héctor Flores, jefe de carrera de Ingeniería en Acuicultura UCN, concuerda con esta apreciación. La autoridad, dice, “ha tomado con altura de miras la situación de las carreras de Acuicultura. Si uno analiza lo que pasa en el país, de 10 carreras que había en algún momento, en este instante está la UCN, la Andrés Bello y la Católica de Temuco”. Mientas la industria de la acuicultura se mantenga en el país, es importante estar generando profesionales, subraya el académico.
Los nuevos alumnos de Biología Marina e Ingeniería en Acuicultura estrenarán la malla curricular renovada de ambas carreras, innovación que, indica el decano Alfonso Silva, “apunta a un nuevo concepto de lo que es la formación en ciencias del mar. Queremos formar profesionales más cultos, que estén imbuidos en lo que es el entorno donde van a funcionar, el aporte que están obligados a hacer como profesionales”. Fundamental en este sentido, agrega, es un enfoque interdisciplinario, que les permita aprender desde distintos puntos de vista.
Otro cambio, explica el directivo, apunta a un currículum mucho más flexible, que posibilite, incluso hasta cuarto año, la movilidad entre carreras de ciencias del mar.
La renovación curricular, continúa Silva, busca asimismo facilitar las salidas intermedias y continuidad. “Pensamos que es necesario ir dando certificados de aptitudes a los estudiantes, por competencias, a medida que vayan avanzando en sus carreras, de manera tal que, si no terminan la carrera por alguna razón, parte de sus estudios sean certificados”.
El nuevo currículum considera además la modalidad minor, especializaciones en alguna disciplina en particular, con miras a estudios de continuidad en alguno de los magísteres y doctorados ofrecidos por la Facultad de Ciencias del Mar.
Desde El Salvador e Isla de Pascua
Entre los nuevos alumnos de Biología Marina UCN se cuenta Emilia Palma Tuki, proveniente de Isla de Pascua, quien, como futura bióloga marina, espera poder contribuir a enfrentar los problemas de contaminación y sobrepesca que afectan actualmente a Rapanui.
Fernando Suvillaga Pontones es salvadoreño y está feliz con su elección: Ingeniería en Acuicultura en Chile y específicamente en la UCN, alternativa que seleccionó, luego de revisar mallas curriculares de universidades de EEUU y Latinoamérica.
Y Jorge Zamora Guzmán, también futuro acuicultor, ya es todo un emprendedor a sus 19 años. Todo comenzó con un televisor viejo transformado en acuario, que ganó el concurso de creaciones con objetos reciclados, organizado con motivo del aniversario del colegio Colegio Becarb II, de La Calera (región de Valparaíso). Jorge, entonces de 17 años, estudiaba en este establecimiento y fue el creador del premiado acuario.
El problema, una vez ganada la competencia, fue qué hacer con los peces ornamentales, y así nació un hobby que, poco a poco, se fue transformando en una microempresa que hoy además se ha extendido a la acuaponía, sistema combinado de cultivo de plantas y cría de peces. Sobre la elección de su carrera afirma que “es lo mejor que me ha pasado”, y su meta como futuro acuicultor es aportar al cuidado del planeta y ayudar a revertir situaciones como extinción de animales y contaminación de ríos y mares.
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