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El actual uso de las antiguas “máquinas de salud” en Chile

Fecha: 8 mayo, 2017

El actual uso de las antiguas “máquinas de salud” en Chile

Arquitecta realiza estudio sobre sanatorios hoy transformados en hospitales.

En el Siglo XX se inauguró en Chile un conjunto de sanatorios para el tratamiento de la tuberculosis (TBC), los que dieron cabida a pacientes que requerían una estancia prolongada en un sitio con aire libre, soleado y bien ventilado. Hoy, en su mayoría están convertidos en hospitales o establecimientos asistenciales psiquiátricos.

La relación entre la teoría higienista y paisaje de los sanatorios modernos del país, es un tema que llamó la atención de la arquitecta de nuestra Universidad, Gabriela Pereira Aracena, quien inició el estudio del tema desde su pregrado y lo continuó con una investigación en el marco del Magíster de Arquitectura del cual es alumna en la UCN.

La joven profesional, quien incluyó en su trabajo algunos de estos edificios inaugurados alrededor de 1940 y otros antes de esa fecha, valora lo interesante de estas verdaderas “máquinas de salud” que funcionaron en conjunto con el paisaje de su entorno y los conceptos básicos de higiene, ya que, de lo contrario, no hubiesen podido servir como sanatorios para la terapia de la tisis pulmonar. En la actualidad, la mayoría de estos recintos están transformados en hospitales, para atender de preferencia a adultos mayores y niños.

Como parte de su investigación Gabriela Pereira recorrió tres exsanatorios: el de Putaendo, ubicado a 18 kilómetros de San Felipe; el de Puente Alto, inaugurado en 1938; y el Hospital Sanatorio de Valparaíso, construido ese mismo año; todos ellos de arquitectura moderna.

También incluyó el de San José de Maipo, que data de 1929 y es de arquitectura ecléctica, el cual incorporó posteriormente al trabajo. De acuerdo con las cualidades medioambientales del lugar y su microclima, el recinto fue elegido para el emplazamiento de diferentes centros de salud medicinal.

TEORÍA HIGIENISTA
Todos estos centros fueron construidos en el marco de la Teoría Higienista, desarrollada por el reconocido arquitecto Ricardo Larraín Bravo, quien fue uno de los pioneros del tema en Chile.

Este concepto buscó que el sanatorio no consistiera solo en un edificio, sino que tuviera una relación con el paisaje, la situación geográfica, emplazamiento en importantes extensiones de terreno, el clima semiárido, rodeados de áreas verdes y parques, alejados de los centros urbanos. Todo ello fue imprescindible para construirlos, previo estudio de expertos.

“En el caso del de Putaendo, construido en 1940 y que desde 1968 funciona como psiquiátrico Dr. Philippe Pinel, su tamaño se puede comparar con cuatro hospitales de las ciudades. Tiene cuatro pabellones, pero solo uno está con actividad, y el resto es sometido a restauración.

A su vez, el hospital de Puente Alto (actual Sótero del Río, antes El Peral), ha seguido prestando atención, aunque ha tenido algunas transformaciones, pero que no han intervenido sus estructuras. Tiene balcones y terrazas que rodean los edificios, que sin ellos no habría funcionado como sanatorio, ya que estos tenían que proporcionar sol, luz y aire a los pacientes, precisó la arquitecta.

En 2002 el Hospital Sanatorio de Valparaíso, que se ubica en el cerro O’Higgins, pasa a llamarse Hospital Dr. Eduardo Pereira Ramírez. La profesional señaló que es un bello edificio lejos del centro de la ciudad, que se encuentra en altura y donde todas las habitaciones de los pacientes miran hacia la bahía.

Respecto al tema arquitectónico, dijo que se distinguen claramente las zonas destinadas a los enfermos y a servicios, separadas por amplios pasillos. Esto, porque los pabellones aislados son simétricos, con áreas para mujeres y otras para varones. Otro detalle es que las salas de los pacientes miran hacia el norte.

HISTORIA Y PATRIMONIO
La iniciativa de la profesional nació a raíz de su proyecto de título de pregrado, el que estuvo relacionado con la reconversión de los sanatorios, con el objetivo de mostrar el cambio de uso que se les fue dando en el tiempo. El tema ligado al patrimonio de la salud comenzó en San José de Maipo, cuando en la Escuela de Arquitectura inició el estudio de las obras públicas.

Fue así que nació su interés por los centros asistenciales, en especial por el trabajo y legado del arquitecto Ricardo Larraín Bravo.

Precisó que en estos edificios “hay historia, patrimonio con diseño racional y bien pensado para dar salud a las personas, con una arquitectura ligada al área”.

Son construcciones, resalta, que abarcan importantes extensiones de terreno, que están insertas lejos del centro de las ciudades y rodeadas de grandes parques con especies arbóreas.

Gabriela Pereira ha escrito varios artículos sobre su investigación, uno de ellos publicado por una revista especializada de México. Mientras, el resto de su material será parte del libro del Tercer Encuentro Nacional de Teoría e Historia de la Arquitectura, en el cual presentó el estudio, en un programa que incluyó interesantes trabajos de arquitectos académicos de la UCN.

La profesional destacó que son importantes las características de estos edificios que hicieron posible que estén en servicio actualmente, ya no como sanatorios, sino como hospitales generales o dedicados a personas que buscan curación terapéutica, psiquiátrica o tranquilidad.

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