Experto de la UCN advierte que cada de 20 o 25 años, el norte de Chile experimenta fuertes precipitaciones en esa área.
“Es urgente realizar estudios de riesgos aluviales en las carreteras del sector costero del Norte Grande de Chile”, resalta el Doctor en hidrogeología y académico de nuestra Universidad, Christian Herrera Lameli, debido a que -en forma cíclica- cada 10 o 20 años la zona experimenta fuertes precipitaciones que dañan en forma considerable las conexiones viales.
Ante este panorama, el científico indicó que los cortes y destrozos ocurridos recientemente en la ruta que conecta el puerto de Tocopilla con las ciudades de Antofagasta e Iquique, se podrían repetir en el futuro con lluvias similares a las ocurridas recientemente. “No es la primera vez ni la última que tendremos precipitaciones de esta magnitud. La frecuencia del fenómeno de El Niño es variable y, en general, dentro de un rango entre 3 a 6 años. No obstante, en periodos aproximados de 10 a 20 años, las lluvias producidas por este fenómeno son excepcionalmente fuertes en el sector costero de la región”, acotó.
DAÑOS
El científico del Departamento de Ciencias Geológicas de la UCN explicó que los daños producidos en la infraestructura vial son consecuencia de la gran cantidad de precipitaciones ocurridas en un corto periodo de tiempo, en una zona poco habituada a este tipo de eventos climáticos.
El agua caída no alcanza a ser absorbida por el terreno y comienza a escurrir por las laderas de los cerros y quebradas, arrastrando a su paso gran cantidad de sedimentos. A lo anterior se agrega la fuerte pendiente que en general existe en la Cordillera de la Costa en ese sector y la baja permeabilidad del terreno.
Desde el punto de vista geológico, el Dr. Herrera indica que gran parte del trayecto que sigue esta carretera presenta ese tipo de características. “Son rocas volcánicas e intrusivas muy antiguas de la edad jurásica y de muy baja permeabilidad, las que están en parte cubiertas por una delgada capa de detritos, que son sedimentos no consolidados. Estos últimos, que también están presentes en las quebradas, son los que al contacto con el agua forman el barro que cae y produce el daño”.
Añadió que la ocurrencia de El Niño es un fenómeno constante cada dos o tres años en las costas de Chile, pero que en forma excepcional, cada dos décadas aproximadamente, cobra mayor fuerza, causando aluviones, destrozos y los respectivos cambios morfológicos asociados.
A estos efectos negativos se suman otros que son beneficiosos, como son la recarga de las napas subterráneas y la generación del denominado “desierto florido”, que llena de vida y colores zonas costeras de la región, como el sector La Chimba, cercano a la ciudad de Antofagasta, entre otros.
MITIGACIÓN
Para disminuir los efectos adversos provocados por las lluvias en las rutas costeras, el científico propone la realización de estudios detallados que evalúen la posibilidad de riesgo aluvial en los tramos de carretera que presenten mayor vulnerabilidad.
Esta información serviría luego para construir obras de mitigación que aminoren los estragos producidos por las lluvias. “Deberían existir estudios de riesgo aluvial en todas las carreteras costeras importantes de la región”, enfatizó, junto con indicar que esta información sería de gran ayuda para apoyar las tareas de reconstrucción de las rutas que hoy están afectadas y para evitar inconvenientes similares en el futuro.
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