Programa trabaja la robótica educativa desde la primera infancia, alcanzando a más de cien estudiantes de Tocopilla, María Elena y Quillagua con una metodología que centra el aprendizaje en los intereses y el desarrollo de habilidades científicas en los estudiantes, a través del juego y el uso de las tecnologías.
Por fin volvieron las risas y los aprendizajes a la sala del programa ViLTI SeMANN de la Escuela Arturo Pérez Canto D133 de María Elena, en la región de Antofagasta, donde las y los estudiantes que participan de esta iniciativa tuvieron sus primeras sesiones presenciales después de solo verse a través de la pantalla, producto de la pandemia por covid-19.
Una grata bienvenida dieron a Elizabeth Carvallo, profesora de Experimentación del ViLTI SeMANN, las y los estudiantes de 5 y 6 años de la aislada oficina salitrera que hasta ahora solo habían podido interactuar entre ellos de manera virtual, por el sitio web del programa (www.viltisemann.cl), que habilitó una plataforma especial para las clases y que se ha mantenido activa durante toda la emergencia sanitaria.
El programa ViLTI SeMANN nació en la Universidad Católica del Norte (UCN), es financiado por la empresa SQM y es el primero a nivel nacional en trabajar la robótica educativa desde la primera infancia, alcanzando hoy a más de cien estudiantes de Tocopilla, María Elena y Quillagua con una metodología que centra el aprendizaje en los intereses y el desarrollo de habilidades científicas en los estudiantes, a través del juego y el uso de las tecnologías.
“Ha sido muy motivador, ya que ver a los niños, poder saludarles, ir guiándolos en el proceso de la experimentación ha sido maravilloso”, señala la profesora que se especializa en ciencias y que enseña los módulos de Experimentación (5 años) e Indagación (6 años). “Y el recibimiento de ellos igual, porque estaban súper ansiosos por conocer a la profe y también por hacer los experimentos con sus otros compañeritos”, agrega.
En efecto, ViLTI SeMANN trabaja con una metodología innovadora que busca desarrollar y potenciar habilidades científicas en los menores desde la primera infancia, de manera que puedan estimular el pensamiento crítico, la creatividad, la indagación y otras habilidades útiles para su futuro.
Elizabeth Carvallo añadió que “las clases presenciales favorecen mucho el aprendizaje de los niños y niñas, el trabajo en equipo y colaborativo, y que una como profesora pueda disponer de más tiempo para los detalles, además de que se sientan más seguros, pues ahora la profesora está al lado para acompañarles en sus diferentes procesos de aprendizaje”.
Al mismo tiempo, la directora del programa, la profesora Olga Hernández, manifestó su alegría al ver las primeras imágenes de sesiones presenciales en María Elena, y explicó que “la cercanía es un componente que permite a las docentes identificar y estimular el aprendizaje de sus estudiantes en relación a sus intereses, además de forjar lazos que favorecen el desarrollo de aprendizajes significativos en el proceso de descubrimiento de la ciencia y la tecnología”.
“Esto permite -agregó- cimentar un buen camino para que las y los estudiantes continúen en el programa en los grupos de 7 y 8 años, donde aprenden robótica educativa desarrollando otras habilidades blandas que les permitan potenciar su creatividad y pensamiento crítico”.
No hay comentarios