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Geólogos de la UCN buscarán aguas subterráneas en el sector más árido del desierto de Atacama

Fecha: 12 abril, 2014

Geólogos de la UCN buscarán aguas subterráneas en el sector más árido del desierto de Atacama

Proyecto de investigación, por más de 450 millones de pesos, cuenta con el apoyo de universidades de Alemania, España y Estados Unidos.

Encontrar aguas subterráneas en la zona más árida del desierto de Atacama, es el desafío que inició un equipo de científicos de nuestra Universidad, que durante tres años explorará uno de los lugares más secos del planeta en busca de nuevas fuentes de recursos hídricos.

Esta labor de investigación implica sectores ubicados en la Depresión Central de la Región de Antofagasta, en lugares donde se emplazaron numerosas oficinas salitreras, como Catalina, Chile y Alemania, entre otras. En estos sectores se sabe que los antiguos habitantes de esas comarcas, en el Siglo XIX y principios del XX, ya utilizaban el recurso hídrico subterráneo para sus actividades productivas y para el consumo diario, el que provenía de pozos y manantiales.

“Esperamos encontrar fuentes de agua que satisfagan la demanda de distintas actividades, las que consideran el consumo humano, minería, industria e incluso la agricultura”, explica el Director del proyecto y académico del Departamento de Ciencias Geológicas de la UCN, Dr. Christian Herrera.

El científico agrega que el objetivo es buscar en lugares donde nunca antes se ha hecho este tipo de investigación. Se estudiará una amplia zona en la que se realizarán exploraciones en los ámbitos de la geofísica e hidrogeología.

 

FINANCIAMIENTO

La puesta en marcha de este proyecto pionero considera una inversión de 450 millones de pesos, y es financiado y forma parte de un Proyecto Anillo del Programa de Investigación Asociativa (PIA) de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT).

Sobre este punto, el Coordinador de Proyectos Anillo de CONICYT, Guido González, explicó que el organismo tiene amplias expectativas en torno al proyecto. “Lo que se pretende es lograr satisfacer las necesidades de agua potable y de consumo humano para la región, considerando la demanda futura y la escasez que existe en la zona”.

Agrega que en el área hay un alto porcentaje de este recurso que proviene del mar, y lo que se quiere es poder complementar la disponibilidad, no tan solo con agua que tiene su origen en el océano, sino también con la existente en las napas subterráneas.

El directivo visitó Antofagasta para conocer en terreno los lugares físicos, equipos y laboratorios donde tendrá lugar la investigación y contribuir con la capacitación administrativa del equipo que tendrá a cargo esta labor.

 

COMO EN MARTE

Las razones para elegir esta zona en particular están relacionadas con diversas consideraciones de carácter científico. Según explica el Dr. Christian Herrera, una de las variables que motivan el interés de la comunidad científica es la extrema aridez de este sector del desierto de Atacama, el que algunos denominan el “desierto absoluto”. “Un símil quizás sería la superficie del planeta Marte. Es un lugar donde no llueve casi nunca”, acota.

El geólogo dice que la idea es conocer el origen de las aguas subterráneas presentes en la zona y su edad, la que se estima muy antigua con varios  miles de años, y de un periodo cuando el clima en la zona era mucho más húmedo.

A las consideraciones científicas añade otros beneficios: “Las ventajas de buscar y encontrar agua en zonas no costeras del interior de la región, radican en que su explotación es menos costosa que -por ejemplo- desalar agua de mar y trasladarla hacia el interior, donde es requerida en especial por la actividad minera”.

Complementa esta visión al agregar que en la actualidad aún resulta muy costoso realizar tratamiento de aguas mediante osmosis inversa y otros procesos, además de los altos costos en energía que significa el traslado y tratamiento de este recurso a través de las largas extensiones regionales.

“Es una muy buena alternativa iniciar una nueva búsqueda de recursos de agua subterránea en zonas que no se han explorado, y donde se sabe que en el pasado se han explotado, como es el caso de las antiguas oficinas salitreras”, acotó.

 

EN TERRENO

El trabajo en terreno -que se extenderá durante un año en su primera fase- tendrá su inicio durante el mes de mayo e incluirá una expedición de dos semanas a distintas localidades del interior de la región.

Esta etapa incluye el apoyo de un equipo de investigadores de la UCN y de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), los que realizarán recolección de muestras de agua y suelo y estudio de paleomanantiales.

Una vez concluida la etapa de recopilación, tendrá lugar una segunda fase que incluye el envío de las muestras a laboratorios de la Universidad de Arizona (EE.UU.), donde serán sometidas a diversas pruebas con distintos isótopos ambientales y radioactivos, como el carbono 14, entre otros.

El tercer paso y final de la investigación, involucra el análisis de los resultados obtenidos  y la preparación de artículos científicos que serán presentados en revistas científicas de primer nivel, como Hydrogeology Journal, entre otras revistas indizadas.

 

EQUIPO CIENTÍFICO

En la actualidad, aproximadamente el 80% del agua utilizada en la Región de Antofagasta es de origen subterráneo, siendo la minería el principal usuario de este recurso.

El aumento de la demanda y el creciente déficit son motivos centrales que motivaron a científicos destacados de la zona y del país para trabajar en este tema.

Para la puesta en marcha del proyecto, la UCN cuenta con un grupo de investigadores titulares pertenecientes al Programa de Doctorado en Ciencias mención Geología, liderados por el Dr. Christian Herrera y que incluye a los Doctores Guillermo Chong, Hans Wilke y Rodrigo Riquelme.

A este grupo se suma el apoyo de los doctores Pablo Salazar, Gabriel González, Rodrigo González e Iván Salazar, además de un equipo de cinco estudiantes de Doctorado que trabajarán en la iniciativa.

La naturaleza del trabajo, sus características e implicancias científicas también motivaron el interés de importantes instituciones de educación superior de nivel mundial. Es así, como la implementación del proyecto cuenta con la colaboración de las universidades de Cornell (Estados Unidos), de Barcelona (España) y de Freiberg (Alemania).

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