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Anna Vandini, académica de Teología: “¿Quién es mi prójimo?”

Fecha: 28 febrero, 2021

Anna Vandini, académica de Teología: “¿Quién es mi prójimo?”

Comentario de Anna Vandini Santunioni, académica del Departamento de Teología de la UCN Coquimbo, publicado por Semanario Tiempo en su edición del 26 de febrero de 2021.

¿Quién es mi prójimo?
Los cristianos tenemos muy grabada en la mente la pregunta que un día le hicieran a Jesús unos contemporáneos suyos: “¿Quién es mi prójimo?” Jesús les contestó con la parábola del buen samaritano; no se detuvo a darles un discurso acerca del significado de “prójimo”, más bien les indicó lo que significa “ser prójimo” a través de una acción muy concreta: ayudar al que se encontraba caído.

A veces nos llenamos la boca con discursos muy bonitos, afirmando amar a todos los hombres, pero cuando hay que demostrarlo con acciones concretas, la música cambia de tono y la afirmación de que todos los seres humanos somos iguales, no va más allá de una banal teoría.

Este tema ha significado siempre un desafío para quienes toman en serio el consejo evangélico y desean vivirlo en profundidad; este desafío es aún mayor cuando el prójimo es una persona diferente, una persona que vive en la calle o cuando es un migrante. El buen samaritano no esperó a que el caído le pidiera ayuda, sino que él se agachó para levantarlo. Se trata de dar el primer paso, de acercarnos de hacernos “prójimo”, de acoger, como lo hizo el buen samaritano para recorrer juntos el camino de la vida.

Esto nos exige un cambio profundo de perspectiva; dejar de considerar al que es diferente o al migrante como un peligro, como un oportunista y casi como un enemigo. Según el Papa Francisco, la llegada de personas diferentes, que proceden de un contexto vital y cultural distinto, puede convertirse en un don, en una oportunidad, porque “las historias de los migrantes también son historias de encuentro entre personas y entre culturas, y para las comunidades y sociedades a las que llegan, convertirse en una oportunidad de crecimiento y de desarrollo humano integral de todos”, ya que ellos no vienen con las manos vacías, ellos vienen con la riqueza de su historia, su cultura y sus tradiciones.

Cuando el buen samaritano acogió y levantó al caído, le permitió ser nuevamente un ser humano digno. Cuando se acoge de corazón a la persona diferente, se le permite también seguir siendo ella misma y se le da la posibilidad de crecer. Tenemos la necesidad, dice el Papa, de comunicarnos, de descubrir la riqueza de cada uno, de valorar lo que nos une y ver las diferencias como oportunidades de crecimiento en el respeto de todos.

Nos hace falta más diálogo, más confianza, para que las personas, las familias y las comunidades podamos transmitir los valores de nuestra propia cultura y acoger lo que hay de bueno en la experiencia de los demás.

Anna Maria Vandini S. annavandini@gmail.com

Créditos imagen: Unsplash

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