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Astrónomo ruso de la UCN compartió secretos de la cosmonáutica con vecinos y estudiantes

Fecha: 14 junio, 2016

Astrónomo ruso de la UCN compartió secretos de la cosmonáutica con vecinos y estudiantes

Sobre cohetes, satélites y naves espaciales, expuso el especialista en encuentro realizado en la Casa Central.

“El cosmos no está tan lejos, está a solo 100 kilómetros hacia arriba”, resaltó el astrónomo ruso de nuestra Universidad, Dr. Gazinur Galazutdinov, al compartir con la comunidad antofagastina conocimientos relativos a satélites, cohetes y naves espaciales que surcan el espacio.

El científico, académico del Instituto de Astronomía (IA) de la UCN, hizo un recorrido histórico por los principales hitos de la cosmonáutica, así como de las perspectivas y proyecciones futuras de esta disciplina.

Agregó que la mayoría de los satélites y naves espaciales orbitan entre los 200 y los 2.000 kilómetros de altura. “Si esto se compara con el radio de la Tierra, la distancia es más bien cercana”, señaló.

El astrónomo radicado en Chile explicó que a fines del Siglo XIX e inicios del XX, nace el concepto de cosmonáutica con Konstantin Tsiolkovski, científico ruso que sentó las bases teóricas para hacer un cohete con un motor reactivo. A este investigador se unen el ingeniero estadounidense, Robert Goddard y el científico alemán Hermann Oberth, como los tres padres de esta disciplina.

Los primeros cohetes funcionales y de grandes dimensiones fueron hechos en la Alemania nazi como armas de guerra. El fin de la Segunda Guerra Mundial llevó a que muchos de los científicos e ingenieros germanos fueran trasladados a Estados Unidos y a la desaparecida Unión Soviética, donde continuaron el desarrollo de estas aeronaves.

Entre estos investigadores resaltó el ingeniero alemán Wernher von Braun, quien participó en el desarrollo del cohete Saturno V que llevó al hombre a la Luna.

“El concepto de los cohetes desarrollados por los estadounidenses y soviéticos es muy diferente. Se diferencian en su diseño y en la configuración de sus motores, entre otros aspectos”, explicó el Dr. Galazutdinov.

En su exposición, que se enmarcó en el Ciclo de Charlas de Astronomía de la UCN, el investigador puso de relieve la figura del padre de los cohetes soviéticos, Serguéi Koroliov, cuyo diseño más famoso es el R-7. Su modificación, el cohete Vostok, fue utilizado para el vuelo de Yuri Gagarin en 1961, el primer hombre en el espacio. Las modificaciones de R-7 son aún utilizadas como referentes para cohetes modernos.

PERSPECTIVAS
El astrónomo de la UCN explicó que al entrar al nuevo siglo, el diseño de cohetes no ha variado mucho en relación a los años anteriores. Estados Unidos ha adoptado probados diseños rusos, comprando motores de ese origen para su propio uso en cohetes Antares y Atlas V.

Los países europeos y Japón también cuentan con sus propios diseños basados en tecnologías conocidas. La novedad la marcan naciones como China e India, las que han entrado en la carrera espacial con un creciente protagonismo.

“El futuro es oscuro, porque ahora tenemos una crisis económica” señaló el Dr. Galazutdinov, junto con agregar que existe un estancamiento, sin ideas nuevas, en cuanto a diseño y desarrollo de cohetes en relación a los producidos en los últimos 50 años.

Agregó que los costos de los programas y el alto precio para poner un kilógramo de carga en órbita son un factor que tiene estancado el avance de nuevos desarrollos. “En la actualidad es muy caro enviar seres humanos a espacio. Todo puede ser estudiado con robots, pero es mucho más emocionante tener personas en el cosmos”, puntualizó.

Puso de relieve que para el futuro han surgido ideas para desarrollar micro naves espaciales de solo algunos gramos, que incluirían sistemas de alta tecnología de navegación, fotografías y comunicaciones. Estas mini naves se desplazarían mediante “velas” empujadas por luces láser. Uno de estos proyectos busca llevar una de estas naves a la estrella más cercana (distinta de nuestro Sol), ubicada a cuatro años luz de distancia.

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