• Investigadores de la Universidad Católica del Norte reunieron material inédito de 21 construcciones religiosas ubicadas en poblados y asentamientos precordilleranos de la Región de Antofagasta.
El intenso sol nortino, caminos de tierra, temperaturas extremas y muchos días de soledad en condiciones precarias, marcaron la rutina de los hermanos Larry y Cristian Games Días, arquitectos e investigadores de la Universidad Católica del Norte, quienes cumplieron un sueño en común: reunir en una obra las características, formas y estructuras de las centenarias iglesias del altiplano chileno.
Y es que esta tarea, que tuvo una duración de dos años, cumple con el objetivo de documentar uno de los patrimonios histórico-culturales más característicos del país, y que hasta la fecha resulta casi desconocido para gran parte de la población.
En el extremo sur, específicamente en la Isla de Chiloé, ya se han desarrollado diversos trabajos para preservar este legado; sin embargo, en la zona norte existía una deuda con este tesoro cultural, el cual tiene una importancia trascendental para entender la expansión del catolicismo entre los habitantes de estas tierras.
La investigación consideró un total de siete salidas a terreno, que incluyó 21 poblados y caseríos del interior de la Región de Antofagasta. Localidades como: San Pedro de Atacama, Toconao, Caspana, Coska, Lasana, Peine, Chiu Chiu y Talabre Viejo y Nuevo, entre otros, fueron visitados para obtener en terreno los datos que sustentaron esta labor.
Estudio Pionero
Obtener los antecedentes históricos de las añosas iglesias no fue una tarea sencilla. “Valoramos la ayuda de las autoridades eclesiásticas de la zona, la que nos aportó valiosa información para nuestra investigación y nos permitió acceder a los templos”, destacó Larry Games, quien resaltó la contribución de la Iglesia en este desafío.
En terreno, el trabajo incluyó realizar un completo registro de cada una de las edificaciones; sus características arquitectónicas, planimetría y materiales de construcción, entre otros aspectos, los que fueron debidamente documentados en planos, textos y fotografías digitales de alta definición.
La calidad de este trabajo, contó con el reconocimiento del Premio Nacional de Historia 2002, Dr. Lautaro Núñez Atencio, quien escribió el prólogo de la publicación sobre el tema que fue presentada con los resultados de este trabajo de investigación. “Este catastro ejemplar, tan detallado y sistemático, es absolutamente indispensable para futuros emprendimientos patrimoniales desde aquella arquitectura social, la que se explica por las acciones humanas que contiene”, señaló el reconocido arqueólogo y académico chileno.
Apoyo de las Comunidades
Otro factor fundamental para finalizar con éxito este catastro fue el apoyo de los habitantes de los poblados. De la desconfianza inicial los lugareños pasaron a la colaboración.
“Fueron muchas las anécdotas. En algunas localidades no había nadie que nos pudiera atender ya que los caseríos estaban en completo estado de abandono y nadie tenía las llaves de los candados de las iglesias más antiguas. En otro poblado nos encontramos con una fiesta patronal y el caporal desde el interior de la iglesia se ofreció a ayudarnos con las mediciones del templo, pese a que se encontraban en plena celebración. En general la gente nos recibía bien y pudimos hablar mucho con ellos”, explicó Larry Games.
Un número importante de las edificaciones estudiadas corresponden a los siglos XVII, XVIII y XIX, con predominio del uso de materiales de la zona, como piedra volcánica, barro, paja brava y madera de cactus, entre otros. En la mayoría de estos inmuebles impera un estilo colonial muy marcado, aunque también resaltan construcciones modernas y contemporáneas que incorporan elementos actuales en su construcción.
En el caso de las iglesias más antiguas, el clima seco de estas latitudes ha contribuido a la conservación de sus añosas paredes, preservando así un legado que debe ser conocido y admirado por toda la comunidad.
Para completar con éxito este estudio, los hermanos Games contaron con la colaboración de los arquitectos de la UCN Hans Christiansen y Giant Zaffiri, quienes los acompañaron y les prestaron apoyo durante el exigente trabajo en terreno desarrollado bajo el inclemente clima del altiplano y la precordillera del norte de Chile.
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