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Cristo crucificado hoy

Fecha: 3 abril, 2023

Ignacio Ducasse Medina

Cristo crucificado hoy

Ignacio Ducasse Medina
Arzobispo de Antofagasta y Gran Canciller UCN

En los días previos a esta Semana Santa nuestra región y país han experimentado situaciones dolorosas de diversa índole, pero en su mayoría atravesadas por el factor común de la violencia, en un clima de confrontación que lamentablemente ha sido profundizado muchas veces por quienes están llamados a aunar voluntades para llevar adelante un proyecto país.

En Antofagasta, sin duda uno de los fenómenos que ha tensionado nuestras relaciones, ha sido la creciente llegada de personas migrantes. En los últimos años hemos visto llegar a hermanos y hermanas de diversos países a los barrios de nuestras localidades en búsqueda de una nueva vida. Muchos de ellos vienen huyendo de grandes crisis en sus países de origen, y con esperanza han considerado a Chile como una tierra donde resurgir. Si bien muchas personas y comunidades han tratado de integrarles, la falta de espacios y oportunidades, ha generado diversos conflictos. Ha ido creciendo el germen de la xenofobia y la criminalización de algunos de ellos, solo por el hecho de ser de otro país. En tiempos de dificultad económica y social como el actual, se tiende a trasladar nuestros temores en ciertos grupos o personas, a quienes se termina asignando como causa de todos nuestros males. Es así como nos vamos separando. En algunos se va generando indiferencia hacia el dolor del otro, el “sálvate solo” … en otros actitudes hostiles y violentas, el “lárgate de aquí”.

En estos días, revivimos como Jesús vivió en carne propia estas experiencias de dolor. En la cruz, experimentó la burla: “sálvate si eres hijo de Dios” y una de las muertes más brutales.

El Papa Francisco nos alertó como esas actitudes nos siguen deshumanizando, durante la Semana Santa del año pasado: “Cuando se usa la violencia ya no se sabe nada de Dios, que es Padre, ni tampoco de los demás, que son hermanos. Se nos olvida porqué estamos en el mundo y llegamos a cometer crueldades absurdas. Lo vemos en la locura de la guerra, donde se vuelve a crucificar a Cristo. Sí, Cristo es clavado en la cruz una vez más en las madres que lloran la muerte injusta de los maridos y de los hijos. Es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos. Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos. Cristo es crucificado allí, hoy”.

 

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