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Descentralización y paradiplomacia

Fecha: 23 diciembre, 2021

Herman Cortés

Descentralización y paradiplomacia

Herman Cortés C.
Investigador IDEAR-UCN

En la pugna entre regiones y centralismo asoma la posibilidad de que en la nueva Constitución se incorporen disposiciones que fortalezcan la regionalización y la doten de competencias, atribuciones y fondos adecuados para los gobiernos regionales. Es esperable, así, una mención para favorecer la práctica de la “paradiplomacia”, como un marco por el cual las regiones -que quieran y puedan- logren un mejor desarrollo si aprovechan sus oportunidades de trabajo conjunto y coordinado con regiones o áreas geográficas de otros países, sean vecinos o con intereses similares y/o convergentes. Tema de particular importancia para las regiones nortinas.

Este tema fue analizado por dos especialistas de las Universidades Católica de Salta y Nacional de Jujuy, en el seminario de cierre de unas jornadas de intercambios universitarias ejecutadas por el Instituto de Economía Aplicada Regional (IDEAR) de la Universidad Católica del Norte, en la cual también participaron INACAP-Calama, la Universidad Arturo Prat-Antofagasta y la Universidad Católica de Santiago del Estero, sede Jujuy.

Según una definición académica, paradiplomacia es “la participación de gobiernos no centrales en las relaciones internacionales, a través del establecimiento de contactos ad hoc con entidades privadas o públicas del extranjero, con el fin de promover asuntos socioeconómicos y culturales, así como cualquier otra dimensión externa de sus competencias constitucionales” (Irarrázaval, I., Rodríguez, J. 2018. Descentralización: ¿hacia dónde vamos). Si a ese ámbito público, de gobiernos subnacionales, agregamos otras prácticas paradiplomáticas, las oportunidades se multiplican. Por ejemplo, acuerdos entre municipios de dos o más países (empezando por los “hermanamientos” de ciudades); de entidades empresariales (como ocurrió en 1975, con el Grupo Empresarial Interregional del Centro Oeste Sudamericano –Geicos- que decidieron formar entidades empresariales del norte de Chile, noroeste de Argentina, algunos departamentos de Bolivia y los de Paraguay) o de las Universidades, que –en esta misma área geográfica- han hecho varios intentos de trabajos conjuntos, desde CRISCOS, la Comisión Universitaria de la Zicosur o la más reciente Mesa Universitaria del Corredor Bioceánico Vial, que une a Universidades de Mato Grosso do Sul, Paraguay, Noroeste de Argentina y del Norte de Chile.

Sin embargo, la enorme potencialidad comercial, turística, de cadenas regionales de valor y de otras variadas formas de desarrollo regional se ha visto opacada por las diferencias y limitaciones con la que deben actuar las regiones de países, como Chile, con sistema unitario de gobierno nacional, con todas las restricciones para que las regiones tomen acuerdos sin el consentimiento previo y vigilado del gobierno central. Incluso en proyectos generados y en desarrollo por gobiernos nacionales, como es el Corredor Bioceánico Vial, a las regiones por donde transcurre esta vía se les ha dado escasa participación…y no sólo en Chile.

De allí que las propuestas de descentralización y fortalecimiento de la regionalización en la nueva Constitución deben incluir alguna cláusula o declaración que facilite o favorezca la práctica de una paradiplomacia regional, que –de todas maneras- deberá estar acorde con las políticas nacionales de relaciones exteriores que tenga Chile.

 

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