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“Tan lejos, pero tan cerca”

Fecha: 3 octubre, 2019

Dusan Paredes

“Tan lejos, pero tan cerca”

Dusan Paredes Decano Facultad de Economía y Administración Si existe algún evento económico mundial que ha llamado la atención durante 2018, es la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Ambos gigantes han librado una batalla arancelaria sin precedentes. El menor costo de la mano de obra, los bajos costos por regulación ambiental y la mayor eficiencia tecnológica han convertido al gigante asiático en un competidor imbatible debido a su bajos precios. Estados Unidos -quizás con justa razón- acusa a China de una competencia desleal debido que sus costos de regulación hacen imposible competir frente a las exportaciones Chinas. ¿El resultado? Una batalla arancelaria cuyo objetivo es frenar las exportaciones asiáticas y así aumentar el consumo de la producción americana. A pesar de lo lejano que parece esta guerra, nuestra región podría observar consecuencias directas en el mediano plazo. Primero, esta guerra ha frenado las inversiones en infraestructura en China, contrayendo la demanda y reduciendo el precio del cobre. Por cada centavo reducido nuestro país pierde cerca de US$100 millones en ingresos fiscales. Esto impacta directamente el financiamiento de proyectos públicos y, sin excepción alguna, impacta sobre el presupuesto regional. En segundo lugar, el menor precio del cobre implica menor inyección de dólares, incrementando el precio de esa moneda aumentando el valor de todos los productos importados. Esto afecta el presupuesto de las familias especialmente en los periodos de alto consumo como fin de año. En tercer lugar, varias acciones bursátiles han caído en los mercados, reduciendo la rentabilidad de los principales fondos de inversión de las AFP. Si bien esto no tiene consecuencias directas en el corto plazo, sí afectaría las pensiones en el largo plazo. Más aún, reducciones en el precio tendrán, indudablemente, impactos en los proyectos de inversión minera en la región, reduciendo los niveles de empleo local y los salarios reales. Una vez más, y tal como ya estamos acostumbrados, nuestra enfermiza dependencia de la producción minera nos expone a los vaivenes de los mercados internacionales. Al final, solo somos pluma liviana a merced de los vientos soplados por otros. Todo lo que parece tan lejos, no deja de estar cerca.

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