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Una fe con rostro de mujer

Fecha: 8 marzo, 2022

Ignacio Ducasse Medina

Una fe con rostro de mujer

Mons. Ignacio Ducasse Medina
Gran Canciller de la Universidad Católica del Norte y arzobispo de Antofagasta

Estimadas mujeres:

En el Día Internacional de la Mujer, me acerco a ustedes queridas mujeres de esta Arquidiócesis, para enviarles, como en años anteriores, un saludo, mi gratitud y reconocimiento por sus vidas y su aporte único a nuestra sociedad e Iglesia diocesana.

Iniciamos un año pastoral con dolorosos acontecimientos. Una pandemia que sigue cobrando vidas, la tensión de la crisis humanitaria a causa de la migración masiva y una guerra inconcebible en el siglo XXI. Ante estos y otros acontecimientos, que nos hacen contemplar con compasión nuestro mundo, se asoma este 8 de marzo, la memoria de la mujer. Una fecha que no pasa inadvertida, pues hemos aprendido a reconocer la necesidad de su aporte único a la sociedad y a la vida de fe de nuestra Iglesia.

La Iglesia necesita de esta fe con rostro de mujer. Necesita de mujeres creyentes que encaren la vida y la adversidad con Esperanza. Mujeres de fe viva que confíen en el Dios que camina con su pueblo, la humanidad entera, en esta historia presente. Ante tanto dolor ustedes, ponen bálsamo en la herida de otros; ante la incertidumbre, ustedes ponen palabras alentadoras; ante la injusticia ustedes reclaman dignidad; ante tanta muerte y destrucción ustedes gritan paz.

Con el imperioso llamado que nos hizo el Papa Francisco a entrar en un tiempo nuevo de sinodalidad, nos tenemos que dar el trabajo de convertir nuestras mentes, nuestras formas, nuestras relaciones, porque la humanidad nos reclama un discipulado más sólido y decidido en favor de quienes más sufren.

Por eso, este tiempo sinodal, a ustedes dirijo un llamado fraterno a ser creativas, osadas y perseverantes en buscar y construir, junto a otros, una iglesia de espíritu y vida sinodal. Les pido su compromiso activo para recrear caminos e inventar otros, que respondan a lo que el Espíritu nos pide hoy. Caminar juntas y juntos, para dar esperanza en estos tiempos, para levantar nuestro propio espíritu y seguir creyendo que Dios “hace nuevas todas las cosas”.

Sé de su entrega, de sus anhelos, de sus frustraciones. Tenemos aún mucho que aprender como comunidad para erigir la sinodalidad en nuestra vida eclesial. Por eso las animo a no decaer porque como dije al inicio, necesitamos de esa fe, de esa esperanza y de esa caridad con rostro de mujer.

Gracias a cada una por estar, por permanecer y por comprometerse a construir una sociedad más justa, fraterna y en paz. Y elegir seguir a Jesús en comunión en y con esta Iglesia nortina. Les bendice con afecto de pastor,

8 de marzo de 2022

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