Docentes de ambas casas de estudio valoraron esta instancia de descentralización, que ha permitido por dos años consecutivos compartir las visiones desde las regiones de Antofagasta, Coquimbo y Metropolitana.
Académicos de las universidades Católica de Chile y Católica del Norte se dieron durante dos días un tiempo de reflexión en torno a los diversos desafíos que enfrentan en la formación de futuros abogados.
El encuentro, el segundo en su tipo, se realizó en el Campus Guayacán, hasta donde llegó una delegación de 24 profesores de la Facultad de Derecho de la PUC, encabezados por su Decano Carlos Dr. Carlos Frontaura Rivera. Allí se reunieron con sus pares de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UCN, considerando tanto Antofagasta como Coquimbo, lo que aportó una visión desde tres regiones a las ponencias y el consiguiente diálogo.
“La sola asociación con la Pontificia Universidad Católica es un hito de mucha relevancia desde el punto de vista académico para el país, si consideramos que las universidades no suelen asociarse para este tipo de eventos, pero menos en eventos que dicen relación con la enseñanza del Derecho”, manifestó el Dr. Cristian Aedo Barrena, Decano de Ciencias Jurídicas de la UCN. “Estoy convencido – agregó- que es necesaria esa asociación, tener una voz como universidades católicas, que la discusión no se monopolice en el campo gremial, en el parlamento, sino que tengamos una voz clara los académicos”. Y junto con valorar el otorgarse este espacio simplemente para reflexionar sobre la tarea de formación de futuros profesionales, destacó que estos seminarios “van generando frutos de largo plazo”.
En esta misma línea, el Decano de Derecho de la PUC, Carlos Frontaura, resaltó la organización, por segunda vez, de este seminario en conjunto con la UCN. “Hemos venido creciendo en un proceso de reflexión de ambas facultades sobre cuál es el sentido de lo que queremos hacer cuando formamos a los abogados, para qué los estamos formando, por qué los estamos formando y cómo los tenemos que formar”, precisó.
Este seminario contribuye a entregar los insumos, a conocer otras experiencias para profundizar esa reflexión conjunta, prosiguió, subrayando que el encuentro permitió conocer distintas realidades, teniendo en común que ambas universidades son instituciones fundadas por la Iglesia. “Nuestra mirada de la educación tiene que ver con la pregunta sobre el sentido de la vida. La reflexión nos puede contribuir mejor todavía a poder definir ese aspecto sustancial de para qué vivimos y cómo tenemos que hacerlo”, manifestó Carlos Frontaura, agradeciendo el afecto y la capacidad organizadora mostrados por los colegas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UCN.
Cultivar el bienestar
En su segunda versión, el seminario fue supervisado por la Vicedecana Dra. Carolina Salas Salazar, académica de la Sede Coquimbo de la UCN, y coordinado por María Francisca Jara Sandoval (docente PUC) y Erika Sandoval Guzmán (asesora pedagógica UCN). Esta última precisó que el objetivo del encuentro fue fomentar la interacción entre las citadas facultades, en cuanto a la enseñanza del derecho en términos de didáctica, de metodología, de gestión institucional. En este contexto, valoró esta alianza entre la PUC-UCN, que, teniendo en común el carácter católico, ha posibilitado descentralizar las actividades hacia las regiones.
Entre las ponencias contempladas en el programa despertó gran interés la exposición de Breezy Vallejos, magister en coaching organizacional, titulada “El caso para incluir las virtudes y la felicidad en la formación de abogados chilenos”. Al respecto, explicó que el propósito era invitar a una reflexión en torno al “malestar en que aparentemente se están desempeñando los abogados, e incluso los estudiantes de leyes, en términos de trastornos mentales, y cómo hay factores que tienen que ver con la carrera misma, que potencian esto más allá de las tendencias globales que tenemos en términos de trastornos mentales”. Dado este escenario, la profesional insistió en la importancia de incluir en la formación de los abogados habilidades para cultivar el bienestar, “que de alguna forma les ayuden a lidiar mejor con el estrés, la ansiedad, pero también a fortalecer su tema valórico y de fortalezas para tener abogados más íntegros y con conductas éticas más adecuadas y no tan desconectados de sí mismos”.
Las estadísticas, advirtió Breezy Vallejos, muestran que los abogados y los contadores “tienen un tipo de formación que les genera altos niveles de insatisfacción con la vida e infelicidad”. Entre esos elementos, continuó, “está el pesimismo, que es entendido como prudencia, pero que cuando es aplicado más allá de habilidades legales – porque está muy bien que lo apliquen para el desempeño de su profesión –, cuando no se enseña a separar las cosas y a darles las habilidades del optimismo para poder desarrollar el resto de su vida, va bajando la calidad de vida de las personas”.
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