Una de las reflexiones más importantes que ha dejado la pandemia es la de aprovechar mejor el tiempo para realizar actividades de calidad fuera de los compromisos laborales o personales.
En este sentido, la psicóloga Cristina Marambio Cuevas, Coordinadora del Programa de Apoyo y Orientación al Rendimiento Académico (A.O.R.A.), conversó con la comunidad universitaria durante el bloque de autocuidado “Encuéntrate UCN”, sobre las maneras para organizar el tiempo y crear rutinas saludables, especialmente en la actualidad, cuando estamos viviendo un proceso de apertura gradual y acercamiento social.
La especialista comparte las siguientes recomendaciones…
¿Cómo podemos organizar mejor nuestros tiempos de estudio, trabajo, y vida social, familiar o personal?
“Primero, es importante reconocer que las experiencias de todas y todos son esencialmente diferentes, y que, efectivamente, existen realidades tan desprovistas de redes y apoyos, que generan una sobrecarga de tiempo extrema. Nuestro sistema de vida actual no provee de herramientas de autocuidado como derecho universal, por lo que existen sectores en los cuales “tener tiempo” realmente se vive como un lujo inalcanzable.
Para la otra gran mayoría, se conjugan diversos factores que han instaurado un estilo de vida poco saludable, con un sistema que no nos enseña a cuidarnos o a valorarnos, y que, por el contrario, promueve un exitismo crudo, lleno de competencia, individualismo y estrés.
Por lo tanto, uno de los primeros pasos para organizar mejor nuestros tiempos, siempre partirá por un trabajo de desarrollo personal, en búsqueda de tomar conciencia, poner límites y valorarse, porque finalmente el autocuidado es un acto de amor propio, en el que muchas veces requerimos de apoyos especializados”.
¿Qué se considera una rutina saludable?
“Una rutina saludable sería que nuestras actividades diarias promuevan el bienestar integral. El proteger ciertas necesidades básicas, como lo son el dormir y descansar adecuadamente, alimentarnos de manera saludable y consciente, pero también el tener espacios de recreación, de ocio, el poder nutrirnos intelectualmente, compartir con nuestras personas queridas.
Un punto muy relevante es tratar de ser respetuosos a nuestras necesidades y a nuestros ritmos, los que pueden ir cambiando, por lo tanto, una rutina saludable siempre debiera dar espacio a la flexibilidad, y nunca transformarse en un elemento generador de estrés o culpas”.
¿Cuáles son las sugerencias para modificar nuestros hábitos en torno a la planificación y organización?
“Para encontrar nuestros propios hábitos y rutinas saludables, es fundamental partir por este trabajo personal de valoración de sí mismo, tomar conciencia de la importancia del autocuidado, y asumirlo de manera responsable. Tras esto, siempre será importante aprender a colocar límites, por ejemplo, dónde termina el trabajo y empieza el hogar (y viceversa), cuáles son mis tiempos individuales y cuáles son familiares.
Segundo, aprender a priorizar las tareas a realizar, porque no podemos hacerlo todo, y si intentamos esto, nos desgastaremos hasta colapsar. En eso es ideal el poder contar con una red de apoyo para delegar ciertas tareas, creando grupos de colaboración, ya sea en la familia, en el trabajo, en el vecindario.
Y ya con esos pasos activados, intentar realizar planificaciones que nos permitan anticipar, haciendo propuestas flexibles de cómo repartiremos nuestro tiempo diario, semanal y mensual, en registros que sean accesibles y cómodos a nuestra cotidianidad, por ejemplo, en una agenda, o en un planner, o una app de celular, según nos sea efectivo”.
¿Por qué algunas personas le huyen a las rutinas? ¿Cómo podemos cambiar nuestra percepción de este concepto?
“Es que generalmente el concepto de rutina puede tener una connotación social negativa, ya que por un tiempo se asoció a una estructura rígida, que no permite movimientos, lo que claramente, es casi imposible de mantener en el tiempo, y lo que sería demás muy poco saludable.
La rigidez genera malestar, frustración, culpa, y estrés porque la vida está en movimiento continuo. Sin embargo, si comenzamos a cambiar la mirada, y entendemos las rutinas saludables como una propuesta, que se va ajustando, adaptando, e incorporan este elemento vital, es probable que podamos reconciliarnos con ellas.
Por otro lado, también, al hablar de rutinas, puede ser que nos imaginemos una tarea titánica, enorme, por lo que es mejor comenzar con pequeños pasos constantes, colocarnos metas cercanas, accesibles y realistas”.
En su rutina de organización y gestión del tiempo, ¿Qué es lo que siempre está presente?
“Cuando organizo mis tareas cotidianas intento anticipar, por ejemplo, a través de los planner mensuales, para poder contar con tiempo de reacción, y trato de mantenerlos actualizados y a la vista.
Es esencial llevar registros, pero también ir monitoreándolos, revisar lo pendiente, lo que está en proceso, lo terminado. Por otro lado, procuro activar equipos de colaboración tanto en mi hogar como en el trabajo, para delegar tareas, apoyarnos, crear…
Y algo que es fundamental, trato de mantener la motivación, pero de una manera transversal, ya que disfruto lo que hago, en mi trabajo, en mi hogar, con la vida en general, y ojalá todas y todos tengamos esa posibilidad”.
Imagen referencia: Unsplash
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