Durante una ceremonia de certificación organizada por la Facultad de Medicina UCN
Por segundo año consecutivo, la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte entregó una distinción a más de 50 profesionales de la salud, quienes de manera desinteresada y sin percibir una retribución económica, contribuyen desde diferentes áreas, en la formación de sus estudiantes.
La ceremonia de certificación “Ad Honorem” fue encabezada por el Vicerrector de la UCN, Francisco Correa, quien valoró la labor que realizan los cerca de 200 profesionales de la salud que colaboran con la casa de estudios superiores.
“No me queda más que felicitarlos y agradecerles porque como universidad no podríamos cumplir con nuestra misión si ellos no nos colaborarán. Son un ejemplo puesto que, en medio de una sociedad que se mueve básicamente por el intercambio, existen personas que valoran y reconocen la importancia de la formación de los profesionales de la salud y que además están dispuestas a colaborar gratuitamente en ello”, destacó la autoridad universitaria.
Por su parte, el Decano de la Facultad de Medicina UCN, Sergio Häberle, señaló “para nosotros es muy importante contar con ellos porque son personas con experiencia, altamente solidarias, que creen que su función asistencial tiene que estar unida a la docencia. Son personas a las que las mueve la oportunidad de poder trasmitir conocimientos a los jóvenes, lo que consolida la formación de nuestros futuros profesionales”.
La actividad además contempló la participación de la Dra. María Begoña Yarza, Directora del Hospital Exequiel González Cortés, quien presentó la ponencia “Una experiencia exitosa en campo clínico” donde explicó el trabajo colaborativo que realizan junto a diferentes universidades.
“El principal desafío de trabajar con universidades es mirar a largo plazo las relaciones. Debemos vernos como aliados estratégicos. Cuando piensas en el corto plazo uno pone precio a las actividades y ese precio no considera algunos resultados organizacionales como investigar, generar conocimiento y aprender de lo que hacemos”, explicó.
PROTAGONISTAS. Yeny Prieto, nutricionista del Centro de Salud Familiar Juan Pablo II, fue una de las profesionales que recibió su certificación Ad Honorem y se mostró agradecida del reconocimiento.
“Me siento súper contenta que se destaque la labor que realizamos como docentes asistenciales. Para nosotros es importante el trabajo con estudiantes porque es un aprendizaje mutuo, nosotros les entregamos la experiencia y ellos su energía, las actualizaciones y apoyo en actividades”.
Opinión que fue compartida por Pabla Salas, directora del Centro de Tratamiento de Drogas de Coquimbo. “Estoy sumamente agradecida y halagada que la universidad valore el trabajo que hacemos con los estudiantes que llegan a nuestra institución, para nosotros es una gran ayuda contar con estos jóvenes y valoramos sus esfuerzos y ganas de aprender”.
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