Escritor obtuvo sus primeros éxitos literarios en la Universidad Católica del Norte.
El escritor nortino Hernán Rivera Letelier fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura, noticia confirmada ayer por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, tras una deliberación encabezada por la ministra de la cartera, Julieta Brodsky.
Así, se reconoce la trayectoria del escritor que ha centrado sus narrativas y cuentos sobre diversas historias y parajes del desierto, específicamente de los tiempos de la extracción del salitre –mundo en el cual el mismo Letelier fue operario-.
En los inicios del escritor, este explica que sus primeros éxitos literarios los obtuvo en la Universidad Católica del Norte (UCN), cuando obtuvo el primer lugar en el Concurso Cuentos para Escritores de la I a la IV Región, en 1994.
“Gané un concurso de cuentos a inicios de los años 90, cuyo título era La Histrionisa del Amor, el cual trataba sobre un anciano que se quedó a cuidar una vieja oficina salitrera. Luego gané otro más, pero ya no en el primer lugar. Tengo grandes amigos en la UCN, quienes me han apoyado mucho”, expresó Rivera Letelier.
Inclusive, a lo largo de su trayectoria ha mantenido su relación con la UCN, puesto a que ha dictado charlas para alumnos en talleres literarios y además ha recibido el apoyo de la Casa de Estudios en anteriores nominaciones a este premio.
Al respecto, el rector de la UCN, Dr. Rodrigo Alda Varas, destacó el reconocimiento entregado a Hernán Rivera: “Es una decisión que salda una deuda que tenía la literatura chilena con nuestro escritor. Creo que él es más que merecedor de este premio, ya que tiene todos los méritos para haberse adjudicado la distinción. Además, es muy significativo desde el punto de vista del rescate nuestra identidad, ya que, de una u otra manera, mantiene viva la herencia cultural de la pampa salitrera”, afirmó la autoridad, destacando el hecho que la Universidad se sumó a su postulación.
TRAYECTORIA
Hernán Rivera Letelier nació en 1950 en Talca, no obstante, pasa su niñez y juventud en la Macrozona Norte, impregnándose de vivencias e historias marcadas por la sacrificada vida del obrero pampino.
En 1988 autofinancia su primera publicación, un libro de poemas llamado “poemas y pomadas”, pero su magnum opus vendría en 1994 con la publicación del libro La reina Isabel cantaba rancheras.
Con este nuevo galardón, el escritor obtiene un diploma, una suma de $6.500.000 y una pensión vitalicia.
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