Director de la Escuela de Ingeniería de la UCN Sede Coquimbo, Jorge Alfaro Pérez.
La tecnología cambia rápidamente y lo que hoy puede ser un gran avance en pocos meses puede estar obsoleto. En una sociedad donde los cambios tecnológicos crecen día a día, contar con profesionales que tengan la capacidad de adaptarse y aprender, junto con la capacidad de desaprender, es fundamental.
Es la necesidad de aprender y desaprender, y la rapidez con la que se haga, la que puede hacer la diferencia en las empresas y en la sociedad. Un tema en que la Escuela de Ingeniería de la UCN comenzó a trabajar hace ya un tiempo, por medio del modelo CDIO (Concebir-Diseñar-Implementar y Operar), marco de referencia de la docencia para la formación de ingenieras e ingenieros de los nuevos tiempos.
Este marco, explicó el director de la Escuela de Ingeniería de la UCN Sede Coquimbo, Jorge Alfaro Pérez, fue gestado inicialmente por la Chalmers University of Technology (Suecia), el Royal Institute of Technology (Suecia), el Linköping University (Suecia) y el Massachusetts Institute of Technology (MIT), y ahora la Escuela lo está aplicando. “Estamos trabajando para consolidar el modelo. El desafío es poder transitar desde la formación de un ingeniero e ingeniera focalizada en un alto porcentaje en el conocimiento disciplinar, a profesionales con esta misma formación, pero más integral. También estamos consolidado habilidades cognitivas, socioemocional y físico-prácticas, amalgamado con una fuerte base de valores y actitudes”, recalcó el director de la Escuela de Ingeniería.
La evolución tecnológica implica un desafío y es ahí donde se inserta en forma clara el concepto de adaptarse al cambio, recibirlo con ganas de aprender.
DIVERSAS DIMENSIONES
En la actualidad se ha reconocido la necesidad de formar a los profesionales en otras dimensiones, considerando el desarrollo individual como las habilidades personales e interpersonales, pensamiento crítico, pensamiento digital, el trabajo en equipo y la comunicación. Es obvio, dijo el académico, que los problemas de índole técnico se podrían atender con los conocimientos adquiridos, pero en grupos de trabajo hay problemas con los pares. Por ello, es importante lograr un desarrollo integral de los y las estudiantes, tanto en la parte teórica como a nivel de habilidades, valores y actitudes. Lo que buscamos y por lo que trabajamos, agregó, es contar con ingenieros e ingenieras que aporten valor a la organización desde el primer día. Por ello, explicó, el último semestre de la carrera los estudiantes desarrollan un proyecto en una empresa, período en el cual tienen una estadía que los acerca a la realidad laboral.
CONSOLIDACIÓN
Este desafío se cruza con la meta de consolidar los ajustes de la malla curricular de las carreras de la Escuela de Ingeniería, las que tiene programas de estudios más flexibles, “pasamos de 3 a 9 cursos electivos, lo que da la posibilidad de elegir opciones de desarrollarse en otras áreas. Esto se complementa con el programa de Minor que está desarrollando la Universidad”, explicó Jorge Alfaro.
La Escuela de Ingeniería, además concretó un importante proyecto el año 2022, la aprobación del programa de Doctorado en Sistemas de Ingeniería, el cual conlleva el gran desafío de encantar a personas jóvenes, que deseen seguir estudios de postgrados. Lo que se une al desafío de reclutar talentos académicos, profesionales que cuenten con evidencia clara de madurez científica.
Son varios los temas en los que trabaja la Escuela de Ingeniería de la UCN Sede Coquimbo, con el objetivo de formar profesionales integrales, y tras dos años de pandemia, el 2023 se concentra en todos los desafíos que se han planteado.
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