Recordada profesora nortina, fallecida en Santiago, dejó una huella imborrable entre quienes fueron sus estudiantes.
Profundo pesar dejó en la comunidad de la Universidad Católica del Norte (UCN), el fallecimiento de la recordada académica, Francisca Lozano Serrano, quien tuvo una larga trayectoria docente en la región de Antofagasta y en particular en esa casa de estudios superiores.
Nacida en María Elena el 14 de Julio de 1943, realizó su educación primaria en la escuela pública de esa localidad pampina y sus estudios secundarios en la Escuela Amalia Errázuriz de la ciudad de Ovalle.
Su formación profesional universitaria la desarrolla en la entonces Universidad del Norte, obteniendo el Título de Profesora en Matemáticas y Física en 1966. Durante esa época, además de sus labores académicas y formativas, participó activamente en las actividades de su centro de alumnos, siendo candidata a reina con ocasión del aniversario de la Universidad.
Una vez titulada, inició su actividad profesional en el Liceo de Hombres N° 1, Mario Bahamondes Silva, y Liceo Co-educacional N° 2, Domingo Herrera Rivera, ambos de la ciudad de Antofagasta.
Ejerció como académica jornada completa en el Departamento de Matemáticas, de la Universidad del Norte, hoy Universidad Católica del Norte, durante el período 1978 – 1982 y desde marzo de 1983 hasta agosto de 2012 en calidad de académica de jornada parcial.
Casada con el académico de la UCN, Oscar Rojo Jeraldo, tuvo cinco hijos e hijas: Marta Luisa, María Lorena, Oscar Francisco, Angélica Paz y Pablo Andrés. “Muy dedicada a su familia y profundamente católica. Disfrutaba muchísimo enseñar como también de los logros alcanzados por sus alumnos. Francisca fue una mujer de un carácter suave, de un trato amable y respetuoso”, recuerda su esposo.
Quienes fueron sus estudiantes, también manifiestan un especial cariño por su trayectoria y calidad humana y docente. “Gracias a Dios tuve la oportunidad de ser estudiante de la profesora Francisca Lozano en la Universidad Católica del Norte. Ella marcó mis primeros pasos académicos y fue un gran ejemplo de docente a seguir. Sin lugar a dudas, junto con su contribución en la formación de estudiantes, su ángel y alegría destacaban y generaban un grato ambiente en donde estuviese. Siempre recordaré con nostalgia, su sonrisa al ingresar al salón de clases y su carisma al entablar una conversación. Agradezco haberla conocido y, en lo posible, espero seguir sus pasos en el sendero del saber, la docencia y su calidad humana”, resalta Germain Pastén Tabilo, exestudiante de la docente en la UCN.
El académico del Departamento de Matemáticas, Dr. Ricardo Soto Montero, también recordó su legado. “Fue nuestra colega y una muy buena amiga. Francisca era una mujer de un carácter suave pero firme. Tenía un agradable y refrescante buen humor también. Junto a Oscar tuvieron y criaron 5 hijos. Los 3 mayores estudiaron y se graduaron también en la UCN. Producto de su progresiva enfermedad debió abandonar su docencia para luego trasladarse a Santiago en busca de mejores expectativas de salud. Recibió siempre el apoyo y cuidados de Oscar y sus hijos y ahora es posible decir que descansa en paz”, destacó.
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