El diagnóstico ya lo conocemos, nuestra ciudad está colapsando por el crecimiento tanto del parque automotriz privado como del transporte público, y si le sumamos a esto el transporte de carga pesada que atraviesa por la comuna al no existir aún una circunvalación, el colapso y el peligro para los peatones en las horas punta es evidente.
Aunque estuviera hoy en funcionamiento la nueva circunvalación, la extensión de la Avenida Angamos hacia el sur y el ensanche de la Avenida Pedro Aguirre Cerda, que son los grandes proyectos en desarrollo, permanece sin solución la conectividad peatonal de los ciudadanos con su borde costero, más aún cuando esta se propone ser un atractivo turístico, un espacio de recreación familiar y de esparcimiento deportivo durante todo el año.
En lo inmediato, podrían implementarse pasarelas peatonales a lo largo de la costanera, idea no muy novedosa pero que podría evitar muchos accidentes en los puntos más peligrosos. Pero no debemos pensar en una pasarela tipo puente metálico con rejas como las existentes en las carreteras concesionadas, existen diseños más innovadores que cumplen igualmente esta función, verdaderas plataformas que pueden albergar áreas de juegos, miradores y equipamientos.
Algunos ejemplos de lo anterior lo tenemos en la ciudad de Barcelona, donde se construyó sobre la circunvalación de la ciudad una plataforma que comunica dos barrios y sobre la cual se han implementado canchas de basket de mini fútbol para los jóvenes, y estacionamientos para los vehículos privados. En Santiago, tenemos otros ejemplos como los puentes que cruzan el río Mapocho donde alguno de ellos contiene pequeños comercios.
Otra alternativa, nada novedosa pero que se puede implementar en nuestro borde costero, es en ciertos puntos de contacto entre la ciudad y la costanera, hundir la vía rápida vehicular. Esta idea se propuso en su tiempo para el centro de la ciudad, y de esta manera los peatones pueden acceder libremente al borde costero, separando las vías vehiculares de las peatonales.
Un ejemplo cercano a nuestra realidad la encontramos en la Serena, donde se ha decidido hundir la ruta 5 que la atraviesa privilegiando la conectividad peatonal de la Avenida Francisco de Aguirre, entre la zona histórica de la ciudad y las playas de su borde costero. Y a pesar del alto costo que esta construcción supondrá, se está privilegiando mantener la imagen de ciudad y la continuidad peatonal de uno de los paseos más emblemáticos de esa ciudad.
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