Geólogo de la UCN explica que profundidad de las aguas costeras de la ciudad mitigarían posibles daños en el litoral.
Buenas condiciones para resistir los efectos de un tsunami presenta el sector costero de la ciudad de Antofagasta, según lo explicó el académico del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad Católica del Norte, Dr. Gabriel González López, quien mantiene un monitoreo constante tras el gran terremoto que afectó Japón con una magnitud de 8,9 en la Escala de Richter.
“Esta zona tiene una configuración del fondo de la bahía que hace que las ondas no crezcan de manera importante al llegar a la costa”, resalta el científico al referirse a la situación del litoral de la “Perla del Norte”.
En el caso de un tsunami, explicó que la onda viaja a gran velocidad, a una media de 600 kilómetros por hora en un océano que en promedio tiene una profundidad de cuatro mil metros. Cuando la ola llega a la costa y la profundidad es menor, ésta comienza a disminuir su velocidad, pero a la vez aumenta en altura.
“La configuración de las costas es clave para determinar mayor o menor impacto. Ciudades como Antofagasta tienen una batimetría (profundidad del fondo marino en relación al nivel del mar), favorable ya que su pendiente es abrupta y se profundiza rápidamente. Tenemos profundidades de 300 metros muy cerca de la costa. Esto hace que la ola no experimente una crecida importante en altura”, resaltó.
Esta situación contrasta con la de otras ciudades del norte de Chile, como Arica, Iquique o La Serena, las que poseen amplia extensiones de playa con una profundidad del fondo marino relativamente baja, lo que hace más vulnerables a estas localidades. “En ese tipo de costa la onda de tsunami comienza a crecer en altura”.
El Dr. González explicó que la condición rocosa de grandes extensiones de la costa de la Capital Regional, es una característica que nos favorece en el caso de los terremotos, pero que no es un factor relevante para protegernos de los efectos de un tsunami, ya que la profundidad del litoral cercano es el factor que se debe considerar para determinar el peligro de este tipo de acontecimiento de la naturaleza.
Sobre las similitudes del terremoto japonés con el ocurrido en la zona centro sur de Chile el sábado 27 de febrero de 2010, indicó que ambos son sismos de subducción y que tienen en común una magnitud similar de 8,8 a 8,9 en la Escala de Richter, pero aclaró que más allá de estos aspectos similares no tienen relación uno con el otro.
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