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“Alégrense en la esperanza, sean pacientes en el sufrimiento, perseverantes en la oración” (Rom 12,12)

Fecha: 25 marzo, 2020

Ignacio Ducasse Medina

“Alégrense en la esperanza, sean pacientes en el sufrimiento, perseverantes en la oración” (Rom 12,12)

Queridos hermanos y hermanas:

Con estas palabras del apóstol Pablo a la comunidad de Roma, deseo invitarlos en estos tiempos difíciles que nos corresponde vivir, a cultivar nuestra fe y nuestra esperanza, activando la caridad con todos, especialmente con los enfermos, los contagiados con el COVID-19 o “coronavirus”, con las personas que de una u otra manera están atendiéndoles, médicos, enfermeras, personal de urgencia, familiares y amigos… y hacerlo en un ambiente de perseverante oración personal.

No es fácil cambiar de un momento a otro la “rutina” habitual, más aún cuando de alguna manera nos llega un “intruso”, a nuestras vidas y nos obliga a salir de nuestro quehacer diario. Un “intruso” invisible pero agresivo, que nos muestra que para él no hay barreras entre ricos y pobres, entre niños y adultos, de uno u otro lado del río ideológico que atraviesa nuestra sociedad.

Por ello, es una ocasión propicia que tenemos para solidarizar con  todos, especialmente con los más vulnerables o propensos a contagiarse con el virus que quiere reinar en el mundo.

La esperanza que nos anima es Cristo, el Señor de la vida y de la historia. En Él ponemos nuestra confianza y nuestro destino, teniendo la convicción, al igual que Pablo, que “todo ocurre para el bien de los que Dios ama” (Rom 8,28). Nuestro Padre Dios nos sostiene para afrontar con confianza y responsabilidad esta situación que a todos nos afecta. El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, descubre su sacralidad en el silencio, en saborear la belleza del vivir diario, en la mirada trascendente, en el valor de la presencia del otro, en tantos talentos recibidos, pero no siempre hechos fructificar, y, sobre todo, descubre la sacralidad de la vida humana, que debe ser siempre respetada en todo momento de su proceso vital.

La perseverancia es una virtud que nos permite no decaer ante la adversidad, el dolor, el sufrimiento, la pérdida de un ser querido… Ante el sufrimiento, -nunca buscado conscientemente- , que nos produce, a veces, la impotencia de lo que sucede, la poca eficiencia de las medidas adoptadas o la interrupción de la cadena de ayudas y protecciones necesarias, debemos empeñarnos, sin buscar culpables, en mantener la serenidad, la paciencia, la objetividad y seguir asumiendo nuestro compromiso cristiano de caridad hacia los enfermos y a los más necesitados, actuando como buenos samaritanos (cf, Lc 10, 33-37), tal como nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo y que hacen más creíble a nuestra Iglesia.

El tiempo litúrgico de Cuaresma que vivimos con toda la Iglesia, nos encamina hacia la Pascua y nos vamos preparando a ella con el ejercicio de la caridad y la oración.

Por ello les invito, especialmente en estos días en que estamos privados de la celebración comunitaria de la eucaristía, a la lectura diaria de la Palabra de Dios y a la meditación de ella. La oración, ese diálogo de amistad, como le llamaba santa Teresa de Ávila a la oración, junto con el ejercicio de la caridad (solidaridad, servicio…) son alimento nutritivo para no decaer en la perseverancia y animar nuestra esperanza y, a su vez, colirio para agudizar nuestra fe y ver en esta pandemia un recordatorio de nuestra mortalidad, como también a ver en el enfermo al mismo Señor Jesús y una llamada a participar en el ministerio de la sanación en Cristo.

En la imposibilidad de celebrar, la ya próxima Semana Santa con sus ritos y oraciones litúrgicas, les invito a unirse a las celebraciones que desde varias parroquias, en privado, celebrarán los sacerdotes vía on-line, con el fin de ayudarnos mutuamente y en comunión espiritual, mantenernos unidos y en comunión con toda la Iglesia y la humanidad que hoy sufre en su cuerpo y en su espíritu.

Detalles más específicos, referidos a la Semana Santa, los entregaremos los próximos días.

Ponemos a nuestras comunidades, ciudades y pueblos bajo la protección de

San José, Patrono de la Arquidiócesis y de N. S. del Carmen.

Les bendice con afecto de pastor,

Ignacio Ducasse Medina

Arzobispo de Antofagasta

 

Antofagasta, 25 de marzo de 2020

Solemnidad de la Anunciación del Señor

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