El desafío de satisfacer la demanda de profesionales de la minería

Lilian Velásquez Yévenes
Directora Departamento de Ingeniería Metalúrgica y Minas
Universidad Católica del Norte

La formación de capital humano capaz de responder a las necesidades del sector productivo es una tarea que las universidades deben enfrentar en conjunto con las empresas mineras.

De acuerdo al estudio de la Fundación Chile “Fuerza Laboral en la Gran Minería Chilena 2012-2020”, la demanda de profesionales en la minería será de 38.000 nuevos empleados, lo que supera ampliamente el flujo proyectado de egresados y capacitados en programas de formación minera, lo que representa un gran desafío para las universidades y las empresas del sector.

La Universidad Católica del Norte, por medio del Departamento de Ingeniería Metalúrgica y Minas, ha preparado profesionales en el área de la minería por más de 40 años. En sus comienzos, la cantidad de interesados era muy baja, algo que con los años ha cambiado notablemente. Hoy, esta cantidad supera los mil estudiantes, distribuidos en las carreras de pregrado de Ingeniería de Ejecución en Metalurgia, Ingeniería Civil Metalúrgica e Ingeniería Civil de Minas, donde la cantidad de mujeres representa el 25% del total. Debido a la necesidad de contar con capital humano altamente especializado en esta área, también se ofrecen dos programas de magíster; uno en Ciencias de la Ingeniería mención en Metalurgia, y otro en Geometalurgia.

Aun cuando el número de profesionales en el área minera que se demandará es alarmante, también debemos preocuparnos de la calidad y el perfil del profesional requerido.

Los profesionales que el sector necesita ya no son los mismos que hace 40 años. Las universidades tienen la obligación de reinventar la manera de formar a sus profesionales, brindándoles las herramientas necesarias para satisfacer los requerimientos del sector productivo. Estamos enfrentando mayores exigencias del mundo laboral; el nuevo profesional necesita ser innovador, trabajar en equipos multidisciplinarios, tener habilidades blandas y una alta capacidad de autoaprendizaje, entre otros aspectos.

En respuesta a las demandas de calidad y eficiencia del proceso de formación, y considerando la futura demanda de ingenieros en la región y el país, las universidades deben rediseñar sus curriculum de estudios, basándose en estándares internacionales e invitando al sector productivo a ser parte de este desafío. Se debe asegurar la calidad, enfocados en la mejora continua de los procesos y actividades de nuestros ingenieros, optimizando los recursos con las mejores prácticas de gestión reconocidas internacionalmente. También se debe implementar un sistema de nivelación de competencias académicas y habilidades socioemocionales para los estudiantes de los primeros años, con el objetivo de mejorar los niveles de retención, logros de aprendizaje y egreso oportuno.

La clave para enfrentar la gran demanda de profesionales y la calidad de nuestros profesionales de la minería es la vinculación de las empresas del rubro con las universidades.  Las mineras deben involucrarse en el rediseño de los curriculum de estudios de las carreras de ingeniería, basándose en el perfil del profesional requerido, considerando todas las habilidades necesarias para satisfacer las exigencias laborales. Debe existir un equilibrio entre lo teórico y lo práctico, incentivando que nuestros académicos y estudiantes se acerquen al sector productivo mediante pasantías y proyectos en conjunto, como también permitir que profesionales del mundo minero entreguen sus experiencias a través de cursos, conferencias, seminarios, supervisión de prácticas y proyectos de los últimos años.

Las empresas deben ser conscientes que las universidades necesitan su apoyo en la formación de profesionales. En este sentido, la UCN tiene claras ventajas, debido a la cercanía geográfica con las diferentes faenas. Aun cuando el nivel de vinculación con estas compañías es bueno, la Universidad se está esforzando en acrecentar esta vinculación. Es muy importante que las actividades docentes se acerquen al sector productivo, fomentando la integración y la eficiencia del proceso de formación.