Monseñor Pablo Lizama Riquelme realiza una positiva evaluación de sus años como máximo representante de la Iglesia en la zona y como Gran Canciller de la UCN.
Fueron 13 años los que Monseñor Pablo Lizama Riquelme estuvo a la cabeza del Arzobispado de Antofagasta y como Gran Canciller de nuestra Universidad, periodo en el cual sin duda dejó una impronta que caracteriza el quehacer actual de la Diócesis y de la UCN.
En estos años el Norte de Chile ha experimentado grandes cambios, como la fuerte inmigración por ejemplo, pero también reconoce las influencias que ha tenido él como persona y como religioso, siendo un agradecido de las responsabilidades asumidas y por el cariño que en todo momento le han demostrado los fieles.
Monseñor, usted lideró la Iglesia de Antofagasta por 13 años, ¿cuáles son, a su juicio, los principales hitos de su administración?
– Creo que las respuestas la tienen los feligreses y sacerdotes de Antofagasta. En la labor pastoral, destacaría el acercamiento de la Iglesia al mundo social y político; el diálogo con todos los sectores; la preocupación y mediación en conflictos sociales; y el apoyo, preocupación y acompañamiento al Personal Consagrado. Asimismo, el estímulo y apoyo a la Religiosidad Popular, en especial a la Pastoral con los Bailes Religiosos, incorporando las expresiones religiosas de nuestros hermanos migrantes, además de la cercanía con el Diaconado permanente e institutos seculares. También hemos seguido capacitando al clero con formación permanente en cursos, retiros y salidas al extranjero a estudiar.
El pueblo de Dios ha sido más integrado a las parroquias, a través de catequistas a la pastoral de la Iglesia Diocesana.
Una característica de la Antofagasta actual es la fuerte inmigración, ¿qué nos falta como sociedad para tener una mejor integración de estas familias que han llegado a la zona?
– Saber de nuestros orígenes. Se nos olvida que todos somos inmigrantes nacionales o internacionales. Jesús como pastor fue inmigrante en Egipto y eso marca a todos sus seguidores.
En el actual contexto del país, donde cada vez menos personas se declaran católicas, ¿cuál cree usted que debe ser el camino para reencantar las vocaciones, especialmente entre los jóvenes?
– Es volver al Evangelio. Volver a la jerarquía de valores que enseña Jesús. Los jóvenes son solidarios por naturaleza y esa solidaridad alimentada por el Evangelio es una solidaridad permanente y con contenido fraternal.
UNIVERSIDAD
En la Universidad muchos jóvenes se comprometen en los distintos voluntariados, pero no necesariamente perseveran luego de egresar, ¿cuál sería su mensaje para ellos?
– Poner a Jesús en el primer plano, la fe y la solidaridad. Jesús es el único que nos lleva por el camino de la perseverancia y la solidaridad, el que nos enseñó el amor al prójimo.
Cómo Gran Canciller de la UCN, ¿qué destacaría usted de su periodo al frente de la Institución?
– Insisto en que los beneficiados son los que tienen que hablar. Sin embargo, diría que lo más relevante sería fortalecer la Pastoral Universitaria en su clave social y religiosa. Siempre ha contado con sacerdotes que pueden ayudar en esta Pastoral tan especial para los jóvenes y universitarios.
Como Universidad Católica, ¿cuáles cree usted que son los principales retos que la UCN debe enfrentar como un actor relevante del quehacer regional?
– A este grupo privilegiado de jóvenes que pueden llegar a tener una profesión, les diría que tienen que estudiar su fe, que no les va a llegar por ciencia infusa, sino con el tiempo que le den al estudio de la fe, y para eso la Escuela de Teología será un buen aliado. Trasformar una fe adulta y perseverante.
PAPA FRANCISCO
Esperamos para enero la visita del Papa Francisco, que llega a un Chile distinto al que visitó el Papa Juan Pablo II. ¿Cuál es la importancia que reviste su visita y cómo se prepara la Iglesia para este importante encuentro?
– Claro que es una visita muy importante. Como la visita de Jesús que cambiaba a las personas, es así cuando visitó a Zaqueo. El Papa viene a consolidar una Fe como la de Chile, es el Pastor Universal. No sé qué puntos va a tratar, pero ciertamente va a decirnos los temas que más nos importan a los chilenos.
¿Cómo ha sido en lo personal su experiencia en Antofagasta luego de 13 años en la ciudad?
– Ha sido una experiencia muy enriquecedora, especialmente lo que se refiere a la devoción mariana. Son un ejemplo para mí de la fe y el cariño que le tienen a la Madre de Dios. Me ha servido mucho también el ejemplo de los hermanos sacerdotes que viven pobremente en los lugares en donde trabajan, especialmente en los campamentos. Me ha enriquecido el testimonio de los inmigrantes.
¡Hasta pronto Monseñor!
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