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“La clave es la experiencia, el conocimiento y el bienestar de los trabajadores”

Fecha: 28 noviembre, 2022

“La clave es la experiencia, el conocimiento y el bienestar de los trabajadores”

Camilo Neira, presidente del Sindicato de Trabajadores N°1 de la Universidad Católica del Norte, recuerda orgulloso los 31 años que lleva liderando dicha instancia.

Corría el 29 de noviembre de 1966. Antofagasta lucía una cara completamente distinta a la actual, de hecho, la actual Universidad Católica del Norte se llamaba entonces Universidad del Norte, a secas. Fue entonces, en los albores de una Universidad que apenas llevaba una década formando profesionales y contribuyendo al desarrollo tecnológico de la zona, que 48 de sus trabajadores decidieron agruparse para formar el primer sindicato de la Institución, el “Sindicato de Obreros” de la Universidad del Norte.

La primera directiva estuvo conformada con la presidencia de José Alarcón, la secretaría de Juan Vargas y la tesorería de Francisco Cortés Tapia.

Tras 56 años de historia, actualmente el gremio lleva por nombre “Sindicato de Trabajadores N°1” de la Universidad Católica del Norte, que tiene como cara visible a su actual presidente, Camilo Neira, quien lleva 31 años liderando la asociación.

Neira explica que para guiar un sindicato es imperante tener conocimiento, valentía y prudencia. “Al final, somos reguladores de la ley y los códigos laborales dentro de la Universidad. Debes saber golpear la mesa, pero sin tirar los vasos. Tienes que tener el genio justo en el momento preciso”, explica.

 ¿Cómo se concilian la exigencia y la prudencia?

“Eso te lo da la experiencia. No tengo miedo de pararme frente a un decano o a los vicerrectores. Uno se versa tanto en la materia, que puede identificar los casos. Eso sí, jamás paso a llevar a un trabajador. Lo bueno es que actualmente las nuevas autoridades de la Universidad son muy humanitarias y están dispuestas al diálogo. Siempre están pendientes por mejorar el apartado laboral y velan por el ambiente sano de las personas, para que no hayan trabajadores maltratados ni abusos de poder”.

 ¿Cómo ha sido estar por 31 años en la presidencia del sindicato?

“No sé en qué momento los años se me pasaron volando, no me di cuenta. Creo que actualmente este sindicato ha madurado. Si hace 16 años no teníamos nada, hoy tenemos una negociación colectiva donde hay bastantes beneficios para nuestros socios. Tenemos una casa en Mejillones amoblada por completo para 10 personas. Y no estoy hablando de una cabaña, es una casa. Entonces, eso hasta hace 10 o 15 años no existía. Todos los bonos que se logran son a través de las negociaciones colectivas”.

DIÁLOGO

¿Estos beneficios se logran a través del buen diálogo?

“Yo no pienso que el sindicalismo tenga que ser como fue en los tiempos de las salitreras, donde los viejos eran más brutos, pero peleaban por sus justos derechos. Este país tiene una larga historia de matanzas hacia los trabajadores por parte del Estado, solo por pedir salarios justos y mejores jornadas de trabajo; el sindicalismo, acá en el Norte, no ha sido fácil. El sindicalismo moderno no es agarrarse a combos con los directores. Acá hay muchos mandos medios que les hacen falta que les hagan clases de códigos laborales, de lo que es el sindicalismo. Yo no estoy para pelear con los jefes. No…, pero cuando hay problemas con un trabajador, uno conversa para solucionar las cosas. Y cuando se agota esa instancia es cuando se busca la fiscalización”.

El presidente del gremio ahonda en que su gente tiene una buena imagen de él, lo que da paso a la idea del retiro. “Si yo ya estoy en edad de retiro, ¿quién va a tomar las riendas del sindicato? Ese temor es difícil. Si te sacrificaste por tanto tiempo, y te va a tomar el sindicato alguien que lo puede destruir… es complicado”, admite.

 ¿Por qué?

“Actualmente la gente no tiene mucho interés en el sindicalismo. Entran a un sindicato, pero no por la conciencia de entrar por el dirigente. Si no que buscan más los beneficios del sindicato. Hoy el sindicato tiene 30 almuerzos diarios, tiene becas, recibe 8 en el año. Entonces, claro, ellos van por esos intereses o por los cursos. En la pandemia se pagaban los cursos completos. Hay gente que estudió Ingeniería, egresó y se buscó una pega mejor y se fueron. Entonces, la Universidad me reclama y tienen razón por un lado. Pero no puedo cortarles las manos a los trabajadores. Mi idea es que se dignifique y se ubiquen en mejores trabajos si se puede”.

CUIDAR LA UNIVERSIDAD

Explicando las preocupaciones como presidente del gremio, aparecen las situaciones de finiquito. “Nosotros tenemos que cuidar que se respete el derecho de los trabajadores, pero también tenemos que cuidar la fuente laboral de los trabajadores. Si te vas en contra de la Universidad, no sacas nada. Tenemos que cuidar nuestra empresa, así que cuando nos tachan de ‘peleadores’, eso no es así. Yo defiendo a mis trabajadores, es el diálogo primero”, enfatiza.

“Llevar un sindicato no es cosa fácil. Yo me he retirado muchas veces, muy amargado por no lograr un cometido. Pero uno debe ser perseverante. Yo tengo el poder de decirle a mis trabajadores que están equivocados. Es una virtud que este sea un sindicato conocido por la Universidad, con quienes tenemos un diálogo fluido. Para mí es un tremendo orgullo ser parte del sindicato. Ahora estoy viendo los frutos de tanto trabajo junto a mis compañeros. La clave es la experiencia, el conocimiento, el querer y el bienestar de los trabajadores”.

¿Qué espera de la celebración por los 56 años del sindicato?

Irán 160 inscritos, más las autoridades. Estarán el rector Rodrigo Alda y los vicerrectores, incluida la vicerrectora de la Sede Coquimbo. Espero que nuestra gente se conozca, porque por la pandemia no nos conocemos. Que disfruten de la actividad y que vean que pertenecer al sindicato brinda una seguridad ante cualquier problema laboral”.

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