La Universidad Católica del Norte rindió homenaje a recordado y querido académico de la Facultad de Ciencias.
El nombre del recordado exdecano de la Facultad de Ciencias, Ramón Correa Soto, llevan desde abril las salas de estudio ubicadas en el edificio de la exbiblioteca de la Universidad Católica del Norte en Antofagasta.
En la explanada ubicada frente al recinto, tuvo lugar la develación de la placa que muestra el reconocimiento de la comunidad UCN a la extensa labor y legado del académico fallecido en enero de 2017.
Durante la actividad, que contó con la asistencia de autoridades universitarias, familiares, colegas y amigos del homenajeado, el vicerrector Académico de la UCN, Raúl Jiménez, destacó que de esta forma se reconoce la huella y trayectoria que dejó el docente.
“Él siempre tuvo la sapiencia de generosidad de sus conocimientos para compartirlos de la forma más adecuada. De alguna manera se las arreglaba para irradiar entre nosotros sus conocimientos, y eso se lo agradezco de por vida como su estudiante”, manifestó.
La autoridad también destacó el legado que el exacadémico y decano dejó en el Departamento de Matemáticas, como los talleres abiertos de esa disciplina, la participación en el Consejo Superior, y su participación en la construcción, modernización y actualización de todos los reglamentos que hoy están vigentes.
El actual decano de la Facultad de Ciencias de la UCN, Miguel Murphy, agradeció a nombre de su unidad el homenaje, y el poder designar las salas de estudios con el nombre de Ramón Correa. “Fue una persona que tuvo una gran preocupación por la enseñanza de las matemáticas”, enfatizó, junto con resumir parte de la historia de vida del exdecano y su trayectoria en la universidad.
En el acto de homenaje estuvo presente su hija, Roxana Correa, quien, junto con agradecer este reconocimiento en nombre de su familia, expresó su agradecimiento por el cariño y respecto con que es recordado su padre.
“La mayor parte de su carrera fue en esta universidad. Así como ustedes lo escuchaban hablar de su amor por Paillaco, de donde era oriundo, nosotros como familia escuchábamos sobre su querida universidad. Mucho de ustedes fueron parte de esas historias que él nos contaba”.
Finalmente, con la reseña “Reconocido por ser un docente cercano, muy preocupado por la educación, de gran carisma, un matemático que amaba lo que hacía, y disponía de todo el tiempo para entregar a sus estudiantes”, se instaló la placa en las salas de estudios.
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