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“La acuicultura ya no es un negocio, es una necesidad inmediata”

Fecha: 31 octubre, 2012

“La acuicultura ya no es un negocio, es una necesidad inmediata”

 

Dr. César Lodeiros (der.), Coordinador Científico de la U. Oriente, Venezuela,  invitado a impartir clases en el Doctorado en Acuicultura de la UCN.

 

 

Hace años que el Dr. César Lodeiros Seijo (en la foto junto al Dr. Eduardo Uribe, de la UCN), Coordinador Científico –cargo equivalente a Vicerrector de Investigación- de la Universidad de Oriente de Venezuela (UDO), mantiene lazos con la Universidad Católica del Norte (UCN), a través de colaboración científica e incluso como alumno de los conocidos cursos internacionales organizados por la Facultad de Ciencias del Mar.

En esta oportunidad, su visita a Coquimbo respondió principalmente a una solicitud de impartir clases a los alumnos del Doctorado en Acuicultura, programa que dirige el Dr. Eduardo Uribe, oportunidad que además fue propicia para fortalecer lazos de cooperación y dejar instalados algunos lineamientos para un futuro convenio de colaboración entre la U. de Oriente y la UCN, principalmente en torno a los ámbitos de acuicultura y minería, donde las dos universidades poseen grandes fortalezas.

El contenido específico de sus clases fue la redacción y crítica de artículos científicos, tema que en 2002 también inspiró la publicación, por parte de él y otros dos docentes, editores de revistas científicas, de un manual práctico dedicado tanto a estudiantes como a investigadores que se están iniciando y que ha sido libro principal en los cursos sobre investigación y escritura científica en nuestros países latinoamericanos.

Si bien tiene formación como biólogo molecular, y se considera un microbiólogo frustrado, área en la cual a sus inicios de su carrera (años 80) como investigador científico ha dejado grandes aportes, reconoce que su labor se ha desarrollado principalmente en el ámbito de la ecología aplicada, donde estudia la influencia de los factores ambientales sobre el crecimiento, la reproducción y otros aspectos fisiológicos de los organismos marinos, concentrándose en especies nuevas para el desarrollo de la acuicultura, particularmente de moluscos bivalvos del Caribe.

Dentro de esa línea, ¿cuáles son las respuestas más interesantes que ha encontrado a los problemas que se ha planteado?

“Hablábamos de eso en las clases del doctorado.  El investigador en mayúscula no es el que hace solo investigación sino el que la valida, consigue dinero para generar sus proyectos y conocimiento nuevo y concrete su trabajo en un bien social”.

En el caso del grupo de biología de moluscos de la Universidad de Oriente, que lidera, se han dedicado a estudiar 15 de una gran variedad de especies de moluscos bivalvos existentes en Venezuela, “especialmente pectínidos, aunque ahora estamos trabajando con ostras perlas, pero con el objetivo de consumo, no tanto de producción de perlas”, advierte. “Una de las cosas que más nos ha llenado es que en algunas comunidades de pescadores artesanales ya hay algunos sistemas de cultivo con producciones pequeñas, pero estratégicamente muy importantes para el futuro”.

Ese uso de la acuicultura, que ayude a disminuir la pobreza, ese es el fin que tenemos nosotros, señala Lodeiros. Y agrega que, si bien la acuicultura ha sido percibida por décadas como una fuente para generar proteína barata, y luego netamente como un negocio,  hoy adquiere un valor estratégico de la mayor importancia, en vista del aumento de la población mundial y la consiguiente necesidad de alimentación. En este sentido, recuerda el pronóstico de hambruna anunciado por la FAO, inicialmente para el 2030 y luego adelantado para 2025. “Y uno no se da cuenta y tiene eso a la vuelta de la esquina. Creo que nos ha tocado una responsabilidad histórica enorme, debemos de tratar de enseñar y promover cambios de conciencia, sino, no vamos a cumplir con las generaciones del presente y futuro”.

Eso, prosigue el investigador venezolano, “transforma la visión de la acuicultura. Creo que todavía los gobiernos no se han dado cuenta, pues siguen viendo la acuicultura como un desarrollo de negocios, y el fin es más social, la producción de alimentos sanos….tienen que tener una visión urgente de inversión en la acuicultura, pues  la acuicultura  ya no es un negocio, es más bien una necesidad inmediata, si queremos suplir las altas demandas de alimentos que se nos avecinan”.

Y en este trabajo por crear conciencia también han considerado a los pescadores artesanales, para que pasen de recolectores a cultivadores. “Es mucho más fácil volver acuicultor a un agricultor que a un pescador, porque él si está acostumbrado a sembrar, a cosechar, pero eso va a la par con la necesidad: ya vemos que la cosecha de almejas acá han bajado muchísimo, ya no hay tanta producción de ostiones, el problema del chorito se ha intensificado, entonces los recursos bajan, eso es a nivel global. Por ejemplo, nosotros producíamos 240 mil toneladas de sardina al año, y ya no llegamos ni a 40, desde el 2004 a la fecha, es decir en menos de una década. Eso también ha pasado con un tipo de almeja, se extraían alrededor de 50 a 70 mil toneladas el 2009, ya en 2011 había unas 20 mil toneladas….”.

En este mundo materialista, la necesidad como estrategia evolutiva nos hará cambiar, incluyendo a los pescadores y a la comunidad en general, sentencia Lodeiros.

¿Es atribuible esta baja en las capturas solo a la sobreexplotación o también influye el cambio climático?

Creo que hay una interacción entre ellos, y creo que estamos en el punto de inflexión, esos dos factores pueden actuar sinérgicamente con efectos devastadores, aunque hasta ahora  el factor preponderante es  la desmedida sobreexplotación.

Lo que significa que es una situación que aún se puede controlar, ¿por ejemplo a través del repoblamiento?

“Nosotros nos hemos concentrado en ello, estamos tratando de generar un centro de investigación en una estación del Instituto Oceanográfico de Venezuela de nuestra Universidad de Oriente, para el cual trabajo, ubicada en el golfo de Cariaco, al nororiente de Venezuela. Tenemos un proyecto financiado por el gobierno nacional bastante fuerte, y nuestra visión principal es la repoblación, producir en hatchery para repoblar, es una acción más social”.

¿Cómo funciona la relación ciencia – empresa en Venezuela?

“Creo que en Venezuela falta mucho más que acá, pero hay otras cosas. El gobierno está asumiendo casi todo, pero la inversión en investigación viene de las empresas, porque hay una ley que nació en el 2006 que obliga a las medianas y grandes empresas a invertir en investigación (2% de las ganancias brutas de empresas energéticas y 0,05% el resto de empresas), y los conocimientos generados no están necesariamente amarrados a alguna empresa en particular”.

A nivel latinoamericano, los países que más invierten en investigación per cápita tomando el PIB son Brasil, Cuba y Venezuela. En el caso de Venezuela es debido a la Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología (LOCTIC), que data de 2006. Al respecto, Lodeiros reconoce que, en Venezuela en un comienzo y aún, el sistema ha fallado mucho, “pero desde hace unos dos años, a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología se están ejerciendo algunos programas adecuados que van hacia la investigación y desarrollo dirigido, esa es mi opinión particular”. Agrega, no obstante: “Pienso que todavía hay que planificar y organizar mejor la investigación con mayor inclusión”, refiriéndose a la investigación básica, la cual se ve desfavorecida por los programas gubernamentales, “lo cual considero un error”, acota.

En este ámbito, considera de interés la alianza que puede establecerse entre la U. de Oriente y al UCN, no solo en acuicultura, sino también en minería, un ámbito fuerte en ambas instituciones. Incluso va más allá. “Creo que Latinoamérica tiene que unirse, tiene que ser un bloque, tenemos los mismos problemas a solucionar, creo que el mundo científico tiene que ir adelante, creo que nosotros, los académicos, debiéramos tomar más riendas en las cabeceras políticas”, concluye.

 

Manual

Acerca del Manual Práctico de Redacción y Crítica de Artículos Científicos, el Dr. César Lodeiros Seijo explica que en un principio fue pensado para los investigadores noveles o estudiantes de la Universidad de Oriente, que es muy grande (está integrada por 120 mil estudiantes y 3500 profesores), pero luego se amplió el objetivo a la comunidad latinoamericana. En su realización se unieron los esfuerzos del propio Lodeiros, editor asociado para Sudamérica der la revista Ciencias Marinas, editada por la U. Autónoma de Baja California, México; el Dr. Marcos De Donato, editor de Saber, publicación de la U. de Oriente, Venezuela; y el Prof. Julián Monje – Nájera, editor de varias revistas, entre las que destaca Biología Tropical, de la U. de Costa Rica.

Antes de ser publicado, el manual fue validado por medio de la revisión de 50 investigadores de Venezuela, México, Colombia, Canadá, Brasil, España y Puerto Rico. En la actualidad, estos tres editores de revistas científicas están trabajando en una nueva edición del libro, incluyendo más “tips” y conocimiento en la materia, tras 10 años de mayor madurez científica.

 

Doctorado en Acuicultura

El Doctorado en Acuicultura es un programa cooperativo entre la Universidad Católica del Norte (UCN), Universidad de Chile (UCH) y Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) conducente al grado académico de Doctor en Acuicultura, de acuerdo a la legislación nacional sobre Títulos y Grados. El Programa UCN se dicta en la ciudad de Coquimbo, ciudad distante a 450 km al norte de Santiago, capital de Chile y complementariamente en las ciudades de Valparaíso y Santiago.

El Doctorado en Acuicultura  tiene en prospectiva, consolidar su liderazgo a nivel nacional y lograr un reconocimiento a nivel internacional en la investigación científica-tecnológica para la innovación y solución de los problemas de la acuicultura, en la formación de investigadores competentes, creativos e innovadores, con sentido ético de lo humano, del bien común y del interés colectivo.

El programa fue reacreditado por 3 años, de octubre de 2010 a octubre de 2013, por la Comisión Nacional de Acreditación, CNA Chile.  Desde que fuera creado, el Doctorado en Acuicultura ha recibido alumnos provenientes de México, Ecuador, Colombia, Uruguay, Brasil, Venezuela, Inglaterra y Chile. Hasta el momento, se han graduado 13 alumnos y otros 15 cursan actualmente el programa, cada uno de los cuales ha incursionado en la investigación de varias disciplinas que fortalecen la acuicultura. De esta manera, el programa contribuye a la formación de recursos humanos que están involucrados activamente en el desarrollo de sus países.

 

 

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