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Elecciones en un cambio epocal: Una mirada esperanzadora

Fecha: 21 mayo, 2021

Luis Moncayo

Elecciones en un cambio epocal: Una mirada esperanzadora

Luis Moncayo M.
Director Instituto de Políticas Públicas – Coquimbo
Universidad Católica del Norte

Se ha despejado la incógnita sobre las elecciones del pasado fin de semana, con mucho margen de error respecto a lo que muchos esperaban como resultados, y con asertividad para quienes veían las tendencias electorales globales y locales instaladas en el cambiante escenario nacional.

Vivimos un cambio profundo en el ejercicio de la ciudadanía, fundado en: el alto descontento con el desempeño de los políticos tradicionales y la búsqueda de nuevos liderazgos, lo que no implica descontento con lo político; la pérdida de credibilidad en las más diversas instituciones de la sociedad; la falta de transparencia en el actuar de muchos actores públicos; el anhelo de la población por tener una mayor incidencia en las decisiones públicas; el hastío frente al consumismo e individualismo en desmedro de aquellos bienes públicos que satisfacen dimensiones intangibles de las personas para el deleite espiritual, entre algunos bienes a los que la población aspira; y la búsqueda de nuevos liderazgos más horizontales capaces de canalizar el descontento ciudadano para la resolución de los problemas públicos.

En este escenario se sitúan los comicios del pasado 15 y 16 de Mayo. Por ello, no nos debe sorprender la activa participación de independientes para acceder a cargos de elección popular y el respaldo ciudadano que obtuvieron. Tampoco nos debe sorprender la diversa composición con la que quedó integrada la Convención Constituyente, lo que asegura que nadie imponga su visión respecto a una nueva Constitución, y asegura la construcción de acuerdos mínimos que garanticen una nueva Constitución Política que recoja la nueva realidad del país, incorporando principios y criterios para la construcción de una nueva convivencia social fundada en la justicia, la equidad, la colaboración y el privilegio del bien común por sobre los intereses individuales conciliándolo, con el respeto a la libertad de las personas.

Tampoco sorprende la sanción social a los liderazgos faltos de transparencia y probidad, que en muchas comunas se habían instalado como una práctica clientelista y perversa; la irrupción de las mujeres, muchas veces más creíbles y confiable que el género masculino; y la emergencia de liderazgos que recogen inquietudes referidas a diversas dimensiones de la vida social, tales como la protección del medio ambiente para un desarrollo sostenible, el incentivo a la participación ciudadana efectiva y la búsqueda de mejores respuestas a las carencias del actual sistema de protección social, de la salud pública, de la educación, entre otras.

Es esperanzadora la irrupción de nuevos rostros para el ejercicio de funciones públicas, que no requieren necesariamente del respaldo partidario; el surgimiento de una generación joven, hija de los cambios vividos en el acceso a la educación superior los últimos 25 años, y de nuevos referentes  que pueden conducir políticamente las demandas ciudadanas proponiendo respuestas a ellas; y la gestación de una nueva épica capaz de generar un nuevo contrato social expresado en la nueva Constitución Política.

Solo falta encontrar caminos para que la ciudadanía participe en mayor proporción en las urnas para darle una mayor legitimidad a los cambios que ya se están perfilando, con miras a una sociedad más justa, equitativa y de mayores oportunidades para las personas, sin discriminación alguna.

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