Delegación nipona conoció cultivos acuícolas desarrollados en Coquimbo.
Interesados en las especies marinas de la región, representantes del Parque de Vida Marina de Tokio visitaron la semana pasada la Universidad Católica del Norte, y específicamente las instalaciones de la Facultad de Ciencias del Mar, reuniéndose con investigadores del Departamento de Acuicultura.
El acuario nipón, que recibe 1,5 millones de visitantes al año, comenzó a funcionar en 1939 y fue el primero en el mundo en montar una exposición dedicada al atún. Con una arquitectura y un tamaño que superan a sus homólogos de Europa Central, el centro se caracteriza por exhibir colecciones de todos los mares del mundo, incluyendo la zona de la Antártica. También el mar chileno forma parte de este parque, y, según relataron los integrantes de la delegación japonesa, una de las atracciones es el picoroco, crustáceo existente solo en el sur del Perú y en las costas nacionales, y que en los últimos años ha sido objeto de estudio por parte de la UCN.
Precisamente esta situación motivó el encuentro entre ambas instituciones, oportunidad en que los visitantes manifestaron su sorpresa por el alto grado de desarrollo tecnológico alcanzado por la investigación en acuicultura en la UCN. “Podemos aprender mucho de ustedes”, manifestaron, tras conocer las instalaciones ubicadas junto a la bahía de La Herradura, dedicadas al cultivo de ostra, ostión, abalón, camarón de río, cojinoba, palometa, erizo y anguila, entre otras especies.
Para los representantes del Parque de Vida Marina de Tokio, Hiroshi Arai, Nishikiori Kazuomi y Naoaki Kawahara, la colaboración requerida por parte de la UCN se centra inicialmente en la obtención de ejemplares de picoroco, para renovar los del acuario en Japón. Además, manifestaron su interés a futuro en otras especies, también con fines de exhibición.
El encuentro, efectuado en el Campus Guayacán, fue propicio para que el grupo local dedicado a la investigación de crustáceos, diera a conocer los resultados obtenidos, en particular en relación a los picorocos, recurso que entre 2009 y 2011 se vendía a un valor máximo de 15 dólares por caja de 15 kilos, llegando hasta el mercado de Santiago una producción que fluctuaba entre 12 y 15 toneladas. En promedio, desde 2004 al 2011, fueron extraídas unas 280 toneladas anuales. La proyección de los investigadores de la UCN, señaló María Cristian Morales, considera factible obtener unas 500 toneladas al año, con una exportación de 10 a 12 dólares por kilo, cuando se trabaja con ejemplares vivos. El trabajo que realizamos permite contar con ejemplares bien mantenidos vivos y en grupos pequeños, que pueden alcanzar un precio mucho mayor”.
La docente explicó que el grupo había trabajado durante dos años en un desarrollo biotecnológico para exportar crustáceos y moluscos vivos, probando distintos sistemas de tratamiento y embalaje, para que los ejemplares pudieran llegar vivos al lugar de destino. Los conocimientos y tecnología adquiridos en langostas de agua dulce fueron aplicados a picorocos y a otras especies.
Morales relató asimismo que, producto de este trabajo, ya cuentan con una patente válida para Chile y Perú, dedicada a una cubierta desarrollada para reemplazar la cubierta (valva) del picoroco y reducir así el peso del crustáceo con miras a exportarlo.
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